Mi papá contaba una historia que, según él, había sucedido en el edificio Ganem de la calle de La Universidad que me causaba mucha risa. Refería que un vendedor pregonaba a gritos por la calle ¡ciruelas y hicacos, ciruelas y hicacos!, cuando una señora se asomó en el noveno piso del edificio y le hizo señas para que subiera.
El vendedor subió por las escaleras y entusiasmado por la venta que haría se presentó ante ella. La señora en vez de comprarle lo corrigió diciéndole que no debía gritar ciruelas y hicacos sino ciruelas e hicacos. El pregonero le agradeció la corrección gramatical y al despedirse le dijo: es usted muy sapa e hija de p…; Imaginarme al vendedor sudando a chorros con la lengua afuera, indignado con la doña me hacía gracia pues sabía el esfuerzo que representaba escalar esas alturas. Eran los tiempos en que el edificio Ganem ostentaba el título del más alto rascacielos de Cartagena y subir sus pisos era parte de la diversión de los chicos que vivíamos en El Centro o San Diego. Hace cincuenta años, al avanzar la década de los años sesenta, el Ganem perdió ese galardón con la construcción del edificio Seguros Bolívar a la entrada de Bocagrande. En este nuevo edificio no era posible la diversión de subir sus escaleras libremente ni que los vendedores callejeros podían atender los pedidos de su clientela. Todo tiene su precio y ese nos tocó pagarlo.
El edificio, que mereció premio nacional de arquitectura, fue diseñada por la firma bogotana Obregón, Valenzuela, Angulo & Mejía Ltda., con experiencia en la ciudad pues varios de los edificios de la zona bancaria de La Matuna habían sido obra de ellos. La construcción estuvo a cargo del consorcio Brugués Estrada & Civilco, esta última firma dirigida por el arquitecto cartagenero Rafael Cepeda Torres, fallecido hace algunos años. Según recuerdo fue ejecutada en tiempo record, lo que mereció elogiosos comentarios de los cartageneros de entonces que con optimismo se asomaban a un período de florecimiento de la ciudad, puesto que es la misma época en que se instalan redes de alcantarillado, se amplía el acueducto, se pavimenta Bocagrande, El Centro, Manga y se construye la Avenida Pedro de Heredia.
El Seguros Bolívar, implantado en terrenos que antes habían sido lugar de depósito de petróleo en los tiempos de la Andian Corporation, por su acertada solución arquitectónica, semejando una gran vela enfrentada a los alisios del norte, y el sitio estratégico que ocupó, pronto se convirtió en hito urbano, punto de referencia y orgullo de la modernidad local. El edificio da la bienvenida a la zona turística con visual despejada hacia el Centro Histórico, fue diseñado con estacionamientos cubiertos y áreas de servicios y sociales, muy alejadas de las mezquindades de hoy, que lo conservan en sitial de privilegio en el imaginario urbano de la ciudad.
En sus bajos funcionó la famosa discoteca Zorba que era considerada una de las más lanzadas de su época, la heladería Dulió y otros negocios. De ellos solamente se conserva el supermercado Carulla, que se abrió cuando inauguraron el edificio y fue el primero de su tipo en la ciudad.
En época reciente se dio un movimiento tendiente a demolerlo y construir en su lugar un ambicioso proyecto de apartamentos de lujo, motivado por la obsolescencia de la construcción y el excelente sitio en que se encuentra. En alguna feria inmobiliaria vi maqueta y planos. Desconozco que ha sido de esa iniciativa, empero no me cabe duda que de ser materializada tendrá gran acogida.



