Aunque nació en Bogotá, vivir un tiempo en Barranquilla y Valledupar, definieron en buena medida el porvenir de Benú, el joven cantante y productor que si bien encaminaba su gusto por el fútbol, otras situaciones se encargaron de ubicarlo en un estudio.
Hace más de tres años empezó el proceso cuando decidió adelantar la preparación formal que hoy lo respalda. Producción, composición e interpretación, fueron el inicio de esa formación que quiso imprimirle a su carrera para alcanzar su objetivo.
Benú fue el primer Ave Fénix que hubo en la historia, y el proceso de resiliencia que debió emprender cuando el deporte le fue esquivo, lo hizo identificarse y tomarlo como nombre artístico para acompañarse siempre de ese mensaje de superación.
Con un trabajo amplio, que puede moverse por muchos ritmos, Benú no se encasilla en un solo género, por lo que si ahora se ha decantado por el urbano, no descarta sumarse a otra propuesta y hacer lo que al final desea, música.
Ahora, su misión es experimentar con una serie de sonidos y hacer canciones que permitan a sus seguidores sentirse identificados. Tiene muchas influencias, aprende de todo lo que escucha y no descarta involucrarse de manera total en todo lo que se requiere para hacer una buena producción.
Este proceso se inicio de forma empírica, sin embargo, decidió profesionalizarse con un aprendizaje que le permite retomar en cualquier momento lo que le inspire para hacer una nueva canción.
Pertenece a la generación de las redes, y eso ha sido influyente en Benú, quien no sólo cree que están allí para que todos lo miren, la idea es aprovechar esas herramientas, darse a conocer de la forma profesional como quiere que lo conozcan y llegar con un mensaje responsable a sus seguidores.
El show de Benú es original, parte de muchas propuestas que le dan la facilidad para seguir creciendo en medio de un público ávido de novedades. Además se ha hecho acompañar de cantantes con trayectoria, quienes no dudaron en sumarlo a versiones que han logrado captar atención, como es el caso de “Fruta prohibida” al lado de Dragón Rojo.
El colombiano se desenvuelve en las grandes ligas de la música, aprende y sorprende, al tiempo que se prepara para hacer un camino en solitario, pero con la certeza de que su producto tendrá la fortaleza para mantenerse en el tiempo.
“Qué la rumba no pare” y “Mía”, son los sencillos más recientes de este artista, que hacen parte de un trabajo que partió de cero y que hoy muestra su crecimiento y evolución musical. La primera canción tuvo su génesis en plena cuarentena, evocando el momento de salir de forma positiva.
“Mía” es en buena medida una declaración de amor que aunque no llegó a buen puerto como relación, si fue la fuente de inspiración para que se desarrollara un tema divertido y que invita a disfrutar.