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La Bartolomé: un universo de 4 décadas

La biblioteca Bartolomé Calvo lleva 40 años recopilando un universo de historias que no quedan guardadas sino que se comparten para transformar vidas.

La Bartolomé: un universo de 4 décadas

Biblioteca Bartolomé Calvo.//Foto: Julio Castaño - El Universal.

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El cartagenero que no la haya visitado en estas cuatro décadas se ha perdido la posibilidad de un viaje cultural en puntos suspensivos, porque las páginas seguirán abiertas en la memoria y el andar.

Esto lo confirma Marleys Meléndez, una cartagenera que creció en la Urbanización La India, cerca del barrio 13 de Junio, de donde salía con un entusiasmo hasta la calle la Inquisición, en El Centro, para adentrarse en el mundo de los libros de la Bartolomé, pues aún no había una biblioteca pública cerca de su sector.

“La biblioteca influyó grandemente en mi formación como lectora y como profesional, porque me permitió ver la posibilidad de crecimiento que las infancias de distintos estratos sociales tienen en estos espacios de diversión y formación. Aprendí un montón sobre la promoción y animación a la lectura. Fue mi primer trabajo en el sector bibliotecario con la promoción a la lectura y me abrió la puerta a otras bibliotecas de varias partes del mundo”, recuerda Marleys, quien gracias a su trabajo en la Bartolomé, fue reconocida en la ciudad y escogida como directora de la Megabiblioteca Juan José Nieto.

La abuela de Marleys no sabía leer ni escribir, era una gran cocinera que llevaba a su hijo de la mano a las casas donde trabajaba, en Bocagrande. Allí él empezó a ver la importancia que estas familias les daban a los libros. Mi papá, que vivía en una casa de bahareque, veía tantos libros allí, y en su casa no había ninguno, por eso decía que la diferencia entre los ricos y pobres son los libros”, agrega Marleys.

En la biblioteca Bartolomé Calvo me hice una gran lectora, porque hay un espacio gratuito para leer y desarrollarse”,

Marleys Meléndez.

El vínculo afectivo de Marleys con su padre crecía cuando él le releía cuentos, entre esos el de Caperucita Roja.

Luego ella se convirtió en la que les leía a los demás en la Bartolomé, donde dictaba talleres de animación y promoción de la lectura, lo que abrió la puerta a otros niños, también de barrios populares.

“A donde tú quieras ir, puedes ir, porque el primer avión que tú tomas son los libros”, dice Marelys, hoy, desde México, donde se especializó en Promoción de la Lectura, continuó con una maestría en Estudios de la Cultura y la Comunicación y empezará el doctorado en Educación en la Universidad de Guadalajara.

“Vivo agradecida y cada vez que llego a Colombia lo primero que hago es visitar la Bartolomé. Por eso les digo a los cartageneros que aprovechen estos espacios que también les pertenecen y han sido hechos para su formación y disfrute”. Le puede interesar: La hermosa historia tras la “mamá de los reclusos” de Cartagena

Una biblioteca de ensueño

Cuando aterriza en Cartagena, Marleys, además de llegar a abrir libros, aprovecha para saludar a María Beatriz García-Dereix, quien ha sido para ella un referente en la dirección de bibliotecas.

María Beatriz es la coordinadora del área cultural del Banco de la República en Cartagena y desde el 2003 dirige la biblioteca Bartolomé Calvo. Recientemente publicó en el Cuaderno de Historia Económica No. 54, la historia de esta biblioteca. Allí nos recuerda cómo lo que fue el Banco de Bolívar, construido en 1907 por el arquitecto alemán Nicolás Samer y por iniciativa del comerciante cartagenero don Bartolomé Martínez Bossa, fue entregado en comodato al Banco de la República para que se pudiera abrir ese mundo de libros al público, lo que se logró desde el 2 de noviembre de 1981.

“En ese mismo año, el Banco de la República encargó al arquitecto argentino Oscar Di Chiara la elaboración de seis vitrales, que enmarcan la pared posterior del edificio, inspirados en las musas de la mitología griega, pero adaptándolas al colorido del Caribe colombiano”, escribió.

Esos vitrales los vemos hoy imponentes, en una biblioteca renovada, acogedora, con un servicio especial para investigadores, con una sala infantil que tiene baño para los niños y donde hasta los bebés pueden disfrutar de los sonidos para despertar curiosidad por el libro; programas gratis para aprender inglés, constantes talleres de promoción de lectura e invitados especiales con el programa Leer el Caribe.

En la Bartolomé se ha rescatado material que no está en ninguna parte. Allí, por ejemplo, puede buscar los archivos del periódico El Universal, y lo mejor es que está digitalizado para llevarlos a casa en una memoria USB o se le envía por correo electrónico.

“No nos pensamos solamente a nivel local, sino como red de bibliotecas, porque si un usuario necesita un libro que no está aquí en Cartagena, pero que lo tenemos en Leticia, en Villavicencio, se lo traemos sin ningún costo adicional, ya sea para que lo pueda consultar aquí o se lo pueda llevar prestado para su casa”, dice María Beatriz.

Larga vida a la Bartolomé.

La biblioteca también cuenta con una sala infantil para que los niños y jóvenes se adentren en el mundo de los libros. // Foto: Julio Castaño Beltrán - El Universal
La biblioteca también cuenta con una sala infantil para que los niños y jóvenes se adentren en el mundo de los libros. // Foto: Julio Castaño Beltrán - El Universal
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