En la tarde del reciente martes 18 de noviembre, un hecho alarmó a los residentes del barrio Panamericano, en la ciudad de Cali, Valle del Cauca.
Un joven, vestido con suéter blanco, jean, y portando un bolso negro, se le acercó a un hombre que estaba a bordo de una camioneta, en la avenida Pasoancho. Parecía un atraco más, pero no fue así. Lea: Violento ataque contra hombre en Lo Amador: testigos narraron los hechos
Mientras el joven intimidaba al conductor, este sacó un arma de fuego y le propinó varios balazos. No hubo tiempo de correr, todo fue inesperado. Se desconoce si el conductor se quedó en el lugar o se dio a la huida.
En la mañana de este miércoles, se dio a conocer a través de portales de noticias que el joven asesinado era cartagenero. Posteriormente se supo que se llamaba Daniel Alexander, quien viajó hace varios meses para esa zona del país.
También se supo que el cartagenero murió en el lugar de los hechos y que en un principio no fue identificado. Se cree que en Medicina Legal lograron dar con su identidad el mismo martes.

Sobre el conductor de la camioneta, de alta gama, no se tiene conocimiento sobre su actual proceso judicial tras dispararle al joven. Por el momento no hay más detalles de la víctima ni del conductor de la camioneta.
¿Atacar a tu asaltante qué puede ocasionar legalmente?
Atacar a un asaltante puede resultar en la aplicación de la figura legal de la legítima defensa, lo que puede llevar a la absolución de la responsabilidad penal. No obstante, si se considera que hubo un exceso de fuerza, la persona que se defendió podría enfrentar cargos criminales como agresión o lesiones, e incluso responsabilidad civil.

Si se demuestra que la fuerza utilizada fue razonable y necesaria para repeler una amenaza inminente de daño físico, la acción se considera justificada y no se comete delito. Si la fuerza empleada se considera desproporcionada a la amenaza (por ejemplo, si el ataque continúa después de que el asaltante ha sido neutralizado o incapacitado), la persona que se defiende puede ser acusada de delitos como lesiones u homicidio. La ley exige que la fuerza sea la mínima necesaria para detener la amenaza.

