La madrugada del sábado terminó de manera trágica en pleno centro de Medellín, cuando un ataque sicarial cobró la vida de Luis Eduardo Cano Oquendo, un hombre de 43 años ampliamente conocido entre comerciantes, trabajadores y visitantes de la calle Barbacoas. El hecho ocurrió hacia las 2:04 a. m., momento en el que un par de sicarios en moto irrumpieron en la zona y abrieron fuego.
De acuerdo con testigos, en la intersección de la calle 57A con la carrera 46, un corredor reconocido por su actividad artística, social y cultural vinculada a la población LGBTIQ+, se escucharon al menos cinco detonaciones que hicieron correr a quienes aún permanecían disfrutando del ambiente festivo.
Cuando se recuperó la calma inicial, los presentes descubrieron que los balazos habían impactado a Cano Oquendo, conocido en el barrio como Pipe o Felipe, quien departía con varias personas en el Rainbow Bar, un establecimiento ubicado justo en la mitad de la cuadra.
La víctima quedó tendida con heridas graves de arma de fuego. Personas que se encontraban cerca corrieron a auxiliarlo y lo subieron a un taxi que transitaba por la vía para llevarlo de urgencia a la clínica CES, donde minutos después los médicos de turno confirmaron su fallecimiento.
Imágenes de cámaras de seguridad, según conoció Q’hubo, captaron con claridad la ruta que tomaron los agresores. En el video se observa a dos hombres movilizándose en una motocicleta Yamaha SZR por la carrera 47 (Sucre). Los sujetos se suben a la acera para tomar la calle 57A, pese a ser un tramo peatonal. Al llegar frente al establecimiento, el conductor detiene el vehículo, el parrillero se baja, dispara contra la víctima y vuelve a montarse. Luego emprenden la huida hacia la carrera 46 (avenida Oriental) con dirección al sector de Boston. Ambos vestían impermeables azules.
La comunidad escuchó las detonaciones y de inmediato alertó a la Policía. Cuando las patrullas llegaron, los residentes ya habían relatado lo sucedido.
Vecinos y trabajadores del sector lamentaron profundamente lo ocurrido. Afirmaron que Cano Oquendo solía ubicarse justo en el lugar donde fue atacado y lo describieron como un hombre sencillo, solidario y siempre dispuesto a tender la mano a quienes lo necesitaban. Su muerte ha generado consternación entre quienes frecuentan la zona, mientras las autoridades adelantan las investigaciones para establecer quiénes fueron los responsables y qué motivó el ataque.
