El corregimiento San Faustino, en zona rural de Cúcuta, Norte de Santander, volvió a ser escenario de violencia luego de que asesinaran a dos hombres en lo que las autoridades describen como un ataque premeditado. El crimen ocurrió el domingo 16 de noviembre, sobre el puente que da acceso al casco urbano, donde Yorman Emilio Maldonado Yáñez y Leomar Eduardo Mendoza Díaz perdieron la vida tras caer en una trampa mortal.
Según las primeras indagaciones, ambos hombres habrían sido citados hasta ese punto por personas que los contactaron previamente. Asegura el medio La Opinión que Maldonado y Mendoza llegaron juntos en una moto Suzuki GN, vehículo que acostumbraban conducir en sus recorridos cotidianos. Sin embargo, al detenerse en el sector, fueron sorprendidos por hombres armados, quienes serían presuntos integrantes del Eln.
Los atacantes los habrían obligado a descender de la moto, los despojaron de algunas prendas de oro y luego les dispararon repetidamente. Pese a que las víctimas intentaron alejarse corriendo para evitar el ataque, ninguno logró ponerse a salvo. Los cuerpos quedaron tendidos sobre la vía, mientras los agresores huían del lugar llevándose, además, la motocicleta.
Habitantes del corregimiento fueron quienes descubrieron la escena horas después. En ese momento, no lograron reconocer a los fallecidos y solo alcanzaron a documentar la situación mientras informaban a las autoridades. Sin embargo, por cuestiones de seguridad, ni la Policía ni el Ejército pudieron desplazarse de inmediato hasta el puente, por lo que el levantamiento fue realizado por terceros.
Un coche fúnebre trasladó los cuerpos hasta Medicina Legal en Cúcuta, donde finalmente se confirmó la identidad de Maldonado Yáñez y Mendoza Díaz. Desde entonces, los investigadores centran parte de sus esfuerzos en revisar el pasado de ambos, tratando de establecer si existía algún antecedente o conflicto que pudiera explicar la sevicia del ataque.
El caso también generó reacciones en redes sociales, donde amigos y allegados expresaron dolor, rabia y desconcierto. Entre los mensajes de despedida apareció una frase que ha llamado la atención de las autoridades por su tono retador: “Eso se sabe, que se rían, aprovechen que después nos reímos nosotros”, escribió un conocido de las víctimas.
Mientras continúa la investigación para esclarecer los móviles y dar con los responsables, este doble homicidio vuelve a poner en evidencia el control armado que persiste en esta zona fronteriza, donde los enfrentamientos entre estructuras ilegales siguen dejando víctimas civiles.
