Daigmar Moraima Plasencia Ortega, de 23 años, es la mujer que sicarios asesinaron a balazos frente a su pequeño hijo, en un hecho que ha conmocionado a la comunidad de El Zulia, en Norte de Santander.
El pasado lunes 10 de noviembre, Daigmar Moraima pretendía pasar una tarde agradable en compañía de sus hijos, su hermana y sus sobrinos. Sin imaginar la tragedia que estaba próxima a ocurrir, llegaron al club recreacional Paz y Futuro, ubicado a pocos metros del casco urbano de El Zulia.

Todo transcurría con aparente normalidad, pero a eso de las 3 de la tarde, cuando decidieron regresar a su hogar, la alegría se transformó en dolor y llanto. Plasencia Ortega se adelantó a los demás y, junto a su hijo de siete años, salió para llamar un motocarro que los transportara. Cuando este llegó, intentó subirse, pero no lo logró, pues la muerte la sorprendió en ese instante.
A la par, llegó otra moto con dos sujetos a bordo, quienes se detuvieron junto al vehículo. Los criminales identificaron a Daigmar y, enseguida, desenfundaron un arma de fuego y le dispararon en repetidas oportunidades. Según testigos, por lo menos nueve disparos impactaron a la joven madre, quien cayó de inmediato sobre el cemento, gravemente herida.
“¡Ayuda, ayuda, mataron a mi mamá!”, gritaba el pequeño en medio del llanto mientras corría en busca de sus familiares. Los sicarios, una vez perpetraron el ataque, escaparon del lugar, dejando una escena de profundo dolor.
Segundos después, los familiares salieron del club y auxiliaron a la joven madre. La subieron al motocarro y la trasladaron al hospital municipal, donde falleció pocos minutos después.
Ahora las autoridades investigan los motivos de este crimen y buscan a los responsables, quienes dejaron a tres niños menores de edad sin madre.
Los meses finales de Daigmar estuvieron marcados por el luto, pues le resultó difícil sobrellevar la muerte de su mamá, fallecida el pasado 8 de marzo a causa de un cáncer que no tuvo piedad.
Encontró en su hermana un gran apoyo para seguir adelante con sus vidas, incluso ayudándola a enfrentar un momento complejo de salud en el que tuvo que pasar por el quirófano. En esos días, Daigmar no dudó en acompañarla y sacarle una sonrisa. Pero el destino fue caprichoso con la hermana, quien ahora deberá lidiar con un doble luto.
