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Sucesos

Él era Max Castro, el instructor de gimnasio que sicarios mataron de 8 balazos

Max Rodrigo Castro Ariza es recordado en su comunidad como un hombre tranquilo, trabajador y respetuoso. Su asesinato ha despertado temor en Cúcuta.

Él era Max Castro, el instructor de gimnasio que sicarios mataron de 8 balazos

Él era Max Rodrigo Castro Ariza, el instructor de gimnasio acribillado por sicarios: lo asesinaron de ocho balazos en la cabeza

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Hay conmoción en Cúcuta por el asesinato de Max Rodrigo Castro Ariza, un instructor de gimnasio que fue asesinado a tiros en plena vía pública, en un ataque de extrema violencia que ha dejado consternados a los vecinos de la ciudadela La Libertad.

El atentado sucedió en la noche del pasado jueves 30 de octubre en barrio Bellavista, en Cúcuta. Castro Ariza, de 35 años, se desplazaba por la avenida 12, entre calles 28 y 29, cuando fue abordado por dos hombres que se movilizaban en motocicleta. El crimen, ocurrido a solo unas cuadras de su lugar de trabajo, dejó al vecindario sumido en el desconcierto.

Testigos informaron que los sicarios interceptaron a la víctima pasadas las 10:30 de la noche. Uno de ellos descendió del vehículo, sacó un arma de fuego y disparó en repetidas ocasiones contra Max, directamente a su cabeza. Los impactos fueron tan certeros y repetidos que la víctima cayó de inmediato sobre el pavimento. Los asesinos, sin mostrar piedad, le propinaron al menos ocho disparos más al cráneo antes de huir del lugar.

Max Castro, el instructor de gimnasio acribillado por sicarios: le dieron 8 tiros en la cabeza
Max Castro, el instructor de gimnasio acribillado por sicarios: le dieron 8 tiros en la cabeza

Lo poco que quedó en la escena, un par de dientes, un casquillo de bala y rastros de sangre, fue suficiente para reflejar la brutalidad del ataque. Vecinos salieron alarmados por los disparos y alertaron a las autoridades.

Entre quienes se acercaron al lugar estaba el padre de la víctima, don Juan Castro, propietario de un gimnasio cercano donde Max también trabajaba como instructor. El hombre vivió la desgarradora escena de reconocer a su hijo sin vida, vestido con una camiseta negra, jean y tenis oscuros, tendido sobre el asfalto.

Max es recordado en su comunidad como un hombre tranquilo, trabajador y respetuoso, que no tenía problemas conocidos ni antecedentes. Su asesinato ha despertado temor entre los habitantes de la zona, quienes aseguran que los hechos de violencia se han incrementado en los últimos meses.

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