Un violento ataque a bala acabó con la vida de Edward Alberto Ortiz, conocido cariñosamente como ‘el hijo de Tony’, en un hecho ocurrido el lunes 27 de octubre, en pleno centro de Cúcuta.
Ortiz pertenecía a una reconocida familia de mecánicos del sector, apreciada por su trabajo y compromiso con la comunidad. Aquella jornada, mientras realizaba sus labores habituales en su taller, se vio abruptamente interrumpida por la llegada de dos hombres armados a bordo de una motocicleta, quienes abrieron fuego sin mediar palabra. Los disparos fueron certeros y, según los testigos, el ataque estuvo dirigido exclusivamente contra Edward, pues fue el único que resultó herido durante el hecho.
“Mataron al hijo de Tony, el mecánico”, era la frase que, con incredulidad, repetían los vecinos y transeúntes que presenciaron la escena, marcada por la confusión y el pánico. Los compañeros de trabajo intentaron auxiliar a Edward, quien aún presentaba signos vitales, y fue trasladado de urgencia a un centro asistencial, donde finalmente falleció minutos después debido a la gravedad de las heridas.
El suceso dejó conmocionada a toda la comunidad del sector, donde Edward era muy conocido y querido. “A veces cuando pasaba y lo veía a uno por ahí, brindaba pasteles y gaseosa, siempre fue un buen muchacho”, contaron algunos vecinos que lo vieron crecer y que hoy lamentan su partida.
Desde joven, Edward había heredado la pasión por la mecánica de su padre, Tony Ortiz, con quien trabajó durante varios años en un taller de la avenida 10 entre calles 1 y 2, en el barrio El Callejón. Con el tiempo, decidió independizarse y abrir su propio negocio, ubicado a solo dos calles del local familiar, el mismo sitio donde encontró la muerte.
El crimen se produjo alrededor de las cuatro de la tarde, cuando las calles del centro aún estaban en movimiento. Según los reportes preliminares, los sicarios huyeron del lugar en la misma motocicleta en la que llegaron, mientras los curiosos comenzaban a llenar el sector y las autoridades acordonaban la zona para iniciar las investigaciones.
Asegura La Opinión que este no es el primer hecho violento que afecta a la familia Ortiz. El 17 de noviembre de 2022, en el taller de Tony, criminales lanzaron una granada que, por fortuna, no explotó. El artefacto fue hallado a la mañana siguiente por una trabajadora, quien alertó a las autoridades. El grupo antiexplosivos del CTI realizó una detonación controlada en plena vía pública, en un caso que se relacionó con intentos de extorsión por parte de estructuras criminales que operan en la zona.
Aunque las autoridades aún no confirman los móviles del nuevo homicidio, las primeras hipótesis apuntan a que podría estar vinculado con las mismas dinámicas extorsivas que desde hace años azotan al gremio de mecánicos y comerciantes del centro de Cúcuta.
El asesinato de Edward Ortiz deja un profundo vacío entre sus familiares, colegas y vecinos, quienes lo recuerdan como un hombre trabajador, amable y apasionado por su oficio. “Los Ortiz siempre han sido gente buena, de trabajo; es muy triste lo que pasó”, comentó un residente del sector, mientras observaba cómo el taller quedaba en silencio, con las herramientas esparcidas y las puertas cerradas, símbolo de una vida truncada por la violencia.

