La misteriosa muerte de Rubén Darío Quenguan Marín, ocurrida durante el pasado puente festivo en el ecoparque El Gaitero, en Sopetrán, Antioquia, tiene consternada a su familia y ha despertado interrogantes sobre las medidas de seguridad y los protocolos del reconocido sitio turístico. Lo que en principio parecía un fin de semana de descanso junto a su esposa terminó convertido en una tragedia rodeada de dudas.
Según el relato de sus familiares, Rubén, de 48 años, llegó al ecoparque el fin de semana para hospedarse hasta el lunes 13 de octubre. Todo transcurría con normalidad hasta la noche del domingo, cuando el hombre decidió salir a tomar unos tragos después de las 11:00 p. m. También le dijo a su esposa antes de salir que aprovecharía para llamar a Paulina, su hija.
Paulina confirmó a El Colombiano que habló con él por teléfono a las 11:32 de la noche, y que durante esa conversación todo parecía estar bien. Sin embargo, pasaron las horas y el hombre no regresó a la habitación. Su esposa, preocupada, comenzó a buscarlo con la ayuda de un celador, pero se encontró con una situación preocupante: los reflectores no funcionaban y la administración aseguró desde el primer momento que las cámaras de seguridad tampoco operaban.
Durante la madrugada, la búsqueda fue infructuosa. Solo hacia las 6 de la mañana del lunes festivo, el cuerpo de Rubén fue hallado flotando en el lago, el principal atractivo del lugar.
Los bomberos se encargaron del rescate, mientras que la Policía que llegó al sitio manejó como hipótesis inicial “un hecho accidental por ingesta de licor”.
Sin embargo, esa versión fue rápidamente puesta en duda. Tras la inspección de Medicina Legal, la familia recibió el cuerpo y notó golpes severos y hematomas en distintas partes. Según asegura El Colombiano, el informe forense determinó que Rubén fue víctima de homicidio y que cuando su cuerpo cayó —o fue arrojado— al agua, ya estaba sin vida.
El ecoparque El Gaitero, por su parte, emitió un comunicado en el que aseguró que, tras el reporte de desaparición, “activaron los protocolos de emergencia y han brindado toda la colaboración a las autoridades competentes”. Aun así, la familia insiste en que el lugar debe entregar la información sobre las cámaras y explicar por qué no estaban funcionando.
En redes sociales, varios usuarios calificaron como inadmisible que un establecimiento turístico de esa categoría carezca de sistemas de videovigilancia, señalando que ello pone en riesgo la seguridad de los visitantes. En la zona donde fue hallado el cuerpo también se encontraron botellas de cerveza, lo que refuerza la hipótesis de que Rubén habría estado acompañado antes de morir.
Por ahora, las autoridades continúan con las investigaciones para esclarecer las circunstancias exactas del crimen, mientras la familia de Rubén Darío exige justicia y transparencia en un caso que, más que un accidente, parece revelar una serie de negligencias graves.