Un voraz incendio registrado en la madrugada de este domingo 5 de octubre redujo a cenizas gran parte del barrio Zarabanda, en el norte del municipio de Bucaramanga, Santander. El fuego, que comenzó hacia las 4:40 de la madrugada, consumió por completo al menos 15 casas y ranchos, mientras que otras ocho viviendas resultaron afectadas parcialmente, dejando a decenas de familias sin techo y en medio de la desesperación.
La emergencia fue reportada por un habitante del sector, quien alertó al Cuerpo de Bomberos sobre las llamas que se extendían con rapidez entre las humildes construcciones. Cuando las unidades llegaron al lugar, el panorama era devastador: el incendio se había propagado por los techos de zinc y paredes de madera, arrasando todo a su paso.
Según el reporte oficial, dos personas resultaron heridas, aunque de menor gravedad, y fueron atendidas en el sitio por personal de socorro. Tras más de tres horas de intenso trabajo, los bomberos lograron controlar el fuego con el apoyo de cuatro máquinas y 14 unidades operativas, que utilizaron cerca de 10.000 galones de agua y 16 cilindros de aire autocontenido para sofocar las llamas.

“Fue una emergencia de gran magnitud. Al llegar encontramos las viviendas totalmente comprometidas. Afortunadamente logramos controlar la situación sin víctimas fatales”, explicó el director del Cuerpo de Bomberos de Bucaramanga, Diego Rodríguez, quien lideró las labores en terreno.
El funcionario también aclaró que aún se desconocen las causas del incendio, aunque se descartó que haya sido provocado por cilindros de gas. “Los cilindros no generan incendios sino explosiones por eso no podemos afirmar que hayan sido el detonante”, puntualizó Rodríguez.
El general William Quintero, comandante de la Policía Metropolitana de Bucaramanga, se desplazó hasta el sitio de la emergencia y anunció que las autoridades judiciales iniciaron las investigaciones correspondientes. “Junto con la Sijín adelantaremos las investigaciones necesarias para establecer las causas que originaron el incendio”, señaló.
Los testimonios de las familias damnificadas reflejan el drama que se vivió esa madrugada. Rodrigo González, quien perdió su casa, relató que dormía junto a su esposa y sus cuatro hijos cuando las llamas los sorprendieron.
“Mi esposa y yo dormíamos en una pieza atrás y mis niños en otra habitación. A esa hora sentí que salía humo y el techo se estaba cayendo. Me empezaron a caer esquirlas de zinc. Dije: ‘ay Dios mío nos estamos quemando’ corrí a la pieza de los niños y cuando íbamos hacia la puerta nos encontramos con la candela de frente. Unos vecinos nos auxiliaron, fue un milagro de Dios que alcanzamos a salir. Salimos con lo que teníamos puesto no logramos sacar nada”, le narró a Vanguardia entre lágrimas.
Otro de los afectados, Ubernel Conde Tarazona, contó que el fuego comenzó cerca de las 4:20 de la madrugada y se propagó en cuestión de minutos. “Estábamos dormidos y los vecinos fueron quienes tocaron y gritaron que saliéramos que todo se estaba quemando, cuando intentamos rescatar algunas cosas el humo y el calor eran insoportables, no pudimos entrar. Dentro de una de las casas había una niña de tres años pero por fortuna logramos sacarla”, dijo.
En medio del caos, un adulto mayor identificado como Alfonso Rueda sufrió quemaduras leves mientras intentaba rescatar sus pertenencias. Pese a sus esfuerzos, el fuego consumió por completo su vivienda.

De acuerdo con Didier Rodríguez, coordinador de la Unidad de Gestión del Riesgo de Bucaramanga, se estima que unas 15 viviendas fueron destruidas y cerca de 50 personas quedaron damnificadas. Las autoridades adelantan un censo para establecer el número exacto de afectados y coordinar la entrega de ayudas humanitarias.
El barrio Zarabanda amaneció cubierto de humo, cenizas y estructuras retorcidas. Entre los restos, algunos vecinos intentaban recuperar lo poco que quedó en pie, mientras otros se abrazaban tratando de asimilar la pérdida. Lo que hasta hace unas horas eran sus hogares, hoy es un terreno que refleja la magnitud de la tragedia y el drama de medio centenar de familias que lo perdieron todo.