La esperanza de una familia que durante más de medio siglo buscó reencontrarse con uno de sus miembros finalmente tuvo recompensa. Después de 55 años de separación, Luz Gladys y Luz Nelly Castellanos volvieron a abrazar a su hermano Jorge, a quien habían perdido el rastro en el Urabá antioqueño en 1970, cuando él tenía apenas 14 años.
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REDACCIÓN SUCESOSEl emotivo encuentro fue posible gracias al trabajo de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), que en 2024 recibió la solicitud de las hermanas para iniciar el proceso humanitario de localización. Aunque la entidad ha mantenido en reserva algunos detalles por petición de los protagonistas, sí confirmaron que Jorge abandonó el hogar en medio de un contexto marcado por el conflicto armado: “Por esos tiempos por la vereda pasaban actores armados”, se limitó a explicar la familia.
La historia de los Castellanos ha estado marcada por el dolor. De una familia de diez hijos, seis —cinco hombres y una mujer— además del padre, desaparecieron en medio de la violencia en la región, y hasta el momento no se sabe nada de su paradero. Lea: Hallan muerto al grumete que cayó del Buque Gloria al Río Magdalena
Para Luz Gladys y Luz Nelly, el hallazgo de Jorge reaviva la esperanza de que un día se produzca otro reencuentro milagroso.
El proceso que condujo al reencuentro comenzó cuando Jorge, informado por la UBPD de que dos mujeres lo estaban buscando, confirmó que eran sus hermanas. “Me dijeron que había dos señoras llamadas Luz Gladys y Luz Nely y que decían que eran hermanas de Jorge Castellanos Borja. ¡Ese era yo! Realmente eso fue una gran alegría porque yo buscándolas y ellas me encontraron a mí primero”, relató con emoción.
La preparación para el encuentro se hizo con cuidado. Mientras Jorge era contactado por funcionarios de la UBPD en Apartadó, otro equipo se reunió con sus hermanas en un lugar cercano para preparar el momento y evitar que las emociones desbordadas afectaran su salud. Una hora más tarde, Jorge llegó al sitio donde lo esperaban.
El reencuentro estuvo cargado de lágrimas, abrazos y silencio. “Yo las miré y dije: ¡Estas son!, y ahí mismo partí a saludarlas atraído por el instinto, no dudé en llegar, y al analizarlas supe que eran ellas. Eso fue una alegría muy grande. Encontrarme con mis dos hermanas eso no tiene precio, no hay palabras, no hay cómo describir lo que siento, porque yo no lo esperaba así tan de repente, de un momento a otro”, expresó Jorge.
Para Luz Nelly, el impacto fue aún mayor, pues era apenas una niña de cuatro años cuando su hermano se marchó y nunca tuvo un recuerdo claro de él. Al verse, lo primero que notaron fueron los rasgos familiares. “Tenemos los mismos ojos, la misma estatura... Te pareces mucho a mi mamá”, le dijo ella mientras le mostraban fotos de la madre que había fallecido tres años atrás, con la fe intacta de volver a ver a sus hijos.
Asegura El Colombiano que entre fotografías y relatos, Jorge descubrió a sobrinos que no conocía y a hermanos que nacieron después de su partida. Ahora, mientras disfrutan de este nuevo comienzo, los Castellanos mantienen firme su esperanza de que un día los otros seis desaparecidos también puedan volver a casa. Siga leyendo: Dolor eterno: los policías Jaime, Martín y Sergio desaparecieron en Bolívar