Wilson Morón se quedó sin Juancho, su compañero y amigo. Desde hacía varios años se encargaba de cuidar y alimentar en el patio de su casa a una enorme babilla a la que bautizó Juancho.

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REDACCIÓN SUCESOSAseguraba que Juancho era inofensivo, amoroso y cariñoso. Afirmaba que la babilla vivía en una gran poza en el patio de su casa, por lo que consideraba que se mantenía en su hábitat. Lea: Video: Wilson Morón, el hombre que tiene de mascota una babilla en Bolívar
“La babilla es de 90 kilos de peso, tiene 1,70 metros de largo y tiene sus hijos, son unas 40 babillitas. Él es amigable, pero hay que tener cuidado de todas formas”, contó Wilson a un medio de Mompox, lugar donde reside.

Agregó que alimentaba al animal con pollo y carne. “Si quieren verlo y mirar como lo he domesticado, deben darme un aporte para comprarle comida. Se come 14 menudencias diariamente”, dijo entre risas.
Así rescataron a Juancho, la babilla domesticada de Mompox
La Corporación Autónoma Regional del Sur de Bolívar (CSB) rescató al reptil. El animal pesa aproximadamente 200 kilos y mide 1,80 metros de largo, el cual fue encontrado en su hábitat natural —humedal— ubicado en zona urbana.
Ante la cercanía de viviendas, la autoridad ambiental, con apoyo de la Policía de Mompox, realizó su rescate para proceder con su reubicación en un lugar más seguro.
Según la entidad, la babilla se encuentra en un buen estado de salud y conservando su instinto silvestre. El equipo de Fauna Silvestre del CSB llevó a cabo la reubicación de la babilla en un cuerpo de agua natural, con condiciones ecológicas adecuadas para su especie. La empresa señaló que el sitio fue seleccionado para garantizar su readaptación, supervivencia y bienestar.
‘Juancho’, como ha sido bautizado el animal, tiene una dieta compuesta por carne, pollo y vísceras, alimentos que eran adquiridos por Wilson Morón con recursos propios o gracias a las donaciones de personas conmovidas por su particular historia.
“Alimentar este tipo de reptiles es una práctica que pone en riesgo la vida humana, altera el comportamiento natural del animal y compromete su bienestar. La mejor forma de proteger tanto a las personas como a estos reptiles es respetar su vida silvestre y evitar cualquier interacción directa”, expresó Roviro Menco Menco, subdirector de Gestión Ambiental de la CSB.
Wilson Morón colaboró con las autoridades, pero antes se despidió de su animal favorito.