Es devastador escuchar a la familia de Camilo Andrés Cerda Vivanco mientras relata los angustiantes momento que vivió el jueves 19 de junio, en Turbaco, cuando a su ser querido lo atacaron sicarios sin contemplación. El desgarrador relato que el hermano de este hombre le dio a El Universal detalla cada movimiento de víctimas y victimarios aquella infortunada noche.
Camilo Andrés murió el viernes 27 de junio, luego de luchar durante ocho días en la clínica Madre Bernarda. Él y sus allegados se aferraban a la esperanza de volver a estar juntos en casa, pero los esfuerzos de los médicos que lo atendían resultaron siendo en vano. La gravedad de las heridas que sufrió al recibir cuatro balazos finalmente le costaron la vida.
“A mi hermano le dispararon mientras protegía a su pequeño hijo; en el instante en que los sicarios llegaron, él abrazó a su hijo, pero le dispararon dos veces. Ahí se le cayó el bebé y fue cuando el pistolero le dio otros dos balazos”, contó el familiar. Le interesa leer: Lo mataron y quemaron su cuerpo en Mandela: van 2 casos en un año
Para las personas más cercanas a Camilo no hay duda de que el indiscriminado ataque se trató de una equivocación, porque a él no le conocieron inconvenientes o amenazas. “Camilo nunca peleó con nadie, no tenía problemas”, aseguran. Y así lo deja ver el cartel que recibieron después.
“Tiraron un panfleto que decía que los disculpáramos por la equivocación... Pero ya para qué, nos duele en el alma”, dice su hermano.
A Camilo Cerda lo balearon en su casa y junto a su cuñado
El jueves 19 de junio, Cerda Vivanco llegó a su casa, en el sector Buenos Aires del barrio El Paraíso (en Turbaco), dispuesto a continuar con la labor que procuraba hacer a diario: ir construyendo una terracita en ese lugar que compartía con su pareja y su hijo de año y medio.
Era maestro de obra y todos los días, después de trabajar en una construcción en Turbaco, se disponía a mejorar su vivienda. Ese jueves, sin embargo, su papá le dijo que mejor descansara, que no se pusiera a “tirar pala”, pero él decidió que solo sería por unos instantes. “Y ahí estaba, terminando la terracita junto a su concuñado, cuando aparecieron las dos motos”.
Según el relato de uno de sus cuatro hermanos, a las 10:20 de la noche del 19 de junio se perpetró el violento ataque armado. Minutos antes, Camilo y su cuñado Luis Felipe Ramos Jiménez notaron la sospechosa presencia de dos motos en el barrio: los motorizados pasaron y dieron la vuelta varias veces.
Al ver eso, dijeron que mejor entraban a la casa, su mujer le dijo que le iba a servir, le entregó al niño y subió, pero en ese instante los tipos llegaron y empezaron a disparar. A Felo (Luis Felipe) le dieron siete veces y lo mataron enseguida; después le dispararon a mi hermano. Él intentó correr, pero no tuvo tiempo”.
Hermano de la víctima.
Camilo fue llevado a un centro asistencial en Turbaco, de donde lo remitieron a Cartagena. Su lucha terminó el viernes 27 en la clínica Madre Bernarda, y desde entonces su familia está dolida, confundida e indignada por la equivocación; solo espera que el crimen no quede en la impunidad.
Sobre el primer hombre que murió en ese ataque, El Universal conoció que tenía 32 años y era conocido entre los suyos como Felo. Su asesinato dio de qué hablar en Turbaco, porque ocho días antes los sicarios ya habían hecho de las suyas en el mismo sector. Lea más de él aquí: Sicarios mataron a Felipe Ramos Jiménez en Turbaco y dejaron herido a otro hombre