Anthuan Alexander Cruz Pestana tenía tres meses y medio viviendo en Cartagena. El joven, de 23 años, nació en Venezuela y allá tuvo días maravillosos, pero buscando mejores oportunidades laborales y el abrazo de su madre, quien vivía en La Heroica, decidió mudarse con ella en el sector La Magdalena de Olaya Herrera.
De inmediato buscó empleo y encontró uno en un lavadero de motos y carros en la avenida Pedro Romero, a la altura del sector El Progreso y muy cerca de la Iglesia del Cuartelillo (María Madre de la Iglesia), y es así como comenzó a darle forma a todos los sueños que tuvo luego de dejar su tierra natal. Lea: Alix Valeria González, la mujer que murió al caer de una moto en un atraco
El jueves 19 de junio se levantó como era habitual: muy temprano. A las 9 de la mañana ya estaba en el lavadero junto con dos compañeros más. A los pocos minutos llegó el primer cliente, un motociclista que solicitaba el lavado de su moto y Anthuan la agarró y trasladó hasta el lugar donde procedería a echarle agua.
El extranjero se acercó a un swiche o interruptor de luz, y alzó una palanca con la que encendería la máquina de agua a presión que ya tenía en las manos. Fue cuando se dio la tragedia.
Ariel De Arco, su padrastro, está lleno de dolor, pero aún así contó lo que ocurrió esa mañana con el objetivo de que se pueda evitar un nuevo y fatal accidente.
“Mi hijastro agarró la manguera de la máquina a presión y cuando la encendió, ésta le pasó corriente. Sus compañeros buscaron para auxiliarlo de inmediato, llevándolo a un centro médico cercano, pero ya fue demasiado tarde. No se pudo hacer nada más”, contó el señor Ariel.
Añadió que “luego llegó la Policía y retuvo la moto que Anthuan iba a lavar, que sería la primera del día, y comenzó a investigar todo para determinar cómo ocurrió el hecho. Mi ahijado tenía unos cuantos meses trabajando allí”.

No conoce con exactitud en qué condición estaba aquella máquina; sin embargo, hace un llamado a la seguridad en este tipo de locales o negocios, además, del autocuidado.
“Lo que yo deseo es que tanto propietarios y administradores de los negocios, como los mismos trabajadores y clientes tengan precauciones, tengan cuidados para que esto no vuelva a pasar. Mi esposa, la madre de Anthuan, está sufriendo mucho y quiero que esto no lo viva otra mamá”, agregó el padrastro.
Anthuan no deja hijos, pero sí muchos recuerdos en el corazón de sus seres queridos, quienes ahora solo esperan que llegue al lado de Dios y su alma descanse.