En el sector Ricaurte de Olaya Herrera hay una nueva víctima de las balas, la intolerancia y la violencia que tanto daño le hace a la ciudad. Esta vez la víctima fue un joven conocido en la comunidad como ‘el Viejito’.
Lo que se sabe por ahora es que en la noche del pasado domingo 15 de junio ‘el Viejito’ se encontraba con un menor de edad en un sitio del barrio y, supuestamente, se dio un atraco. Lea: Balean en la cabeza al ‘Viejito’ de Olaya Herrera: esto contó testigo
‘El Viejito’ y su amigo salieron despavoridos del lugar y, posteriormente, se trasladaron a otra esquina del sector, donde charlaban con más jóvenes. Al pasar unas horas, un hombre llegó en moto a aquella esquina y le disparó a ‘el Viejito’ directo a la cabeza y al amigo, en una de sus piernas.
La información fue suministradas por moradores de la zona, pero todavía la Policía Metropolitana no ha entregado un reporte oficial.
‘El Viejito’ fue llevado a un centro médico, donde intentaron salvarle la vida, pero horas después falleció y ahora su familia realiza diligencias de solidaridad para sepultarlo ya que no cuentan con recursos económicos y la víctima no tenía documentación.
Otro asesinato en el sector Ricaurte de Olaya Herrera
Cabe recordar que hace apenas unos días otro joven de la comunidad murió en ese sector. Se trató de José David Elguedo Valiente y ocurrió en la madrugada del domingo 2 de junio.
Sobre este asesinato se conoció que la víctima estaba durmiendo, pero escuchó gritos y decidió levantarse y asomarse a la puerta para ver qué ocurría. En ese momento se escucharon disparos y José, quien laboraba en una empresa organizadora de eventos, cayó al suelo con un balazo mortal en la cabeza.
El papá de la víctima le contó a El Universal que todo sucedió cuando un grupo de jóvenes de otro sector de Olaya atracó a un residente del sector Ricaurte. En respuesta a ese hecho, la comunidad defendió a la víctima y comenzó a lanzarle toda clase de objetos contundentes a los presuntos delincuentes. La Policía llegó y se escucharon disparos, fue entonces cuando José cayó al piso baleado para no abrir sus ojos jamás.