Entre los barrios Nelson Mandela y Torices, en Cartagena, se formó Flower Castillo Ávila. En esas calles soñó muchas veces con ser policía y al llegar a la juventud pudo lograrlo, algo que para él significó un triunfo muy valioso.
El subintendente Flower estuvo 18 años al servicio de la institución. Laboró en Bogotá, San Juan (Bolívar), Sincelejo y desde el pasado mes de enero estaba en Soacha, Cundinamarca. Se encontraba casado con una policía con la que tuvo dos hijos y compró tiquetes para viajar próximamente a Sincelejo, donde reside su esposa y sus niños.
Todo parecía marchar bien en la vida del cartagenero, de 38 años, pero el pasado miércoles 11 de junio sus familiares recibieron una llamada donde les contaron que Flower había decidido quitarse la vida dándose un balazo en la cabeza, con su arma de dotación y dentro de la estación donde, además, vivía.
Carolina es su única hermana y está destrozada, pero saca fuerzas para enfrentar el duro momento. “No nos llamó la Policía, nos llamó mi cuñada para decirnos eso y nos fuimos directo para el Comando de Manga, pero allá nadie nos dijo nada, nadie le explicaba a mi mamá qué pasó”, contó la hermana. Lea: Niño de 12 años quedó herido en riña en La Candelaria: hay un capturado
Añadió que “luego hablamos con una psicóloga que solamente nos pidió paciencia, esperar las investigaciones y calma. Contó que mi hermano se suicidó, pero nosotros no creemos en eso y necesitamos respuestas, conocer la verdad”.
La familiar asegura que por la mente de su hermano no pasaban deseos de acabar con sus días. “Yo hablé con él ese día a eso de las 2 y 40 de la tarde, unos 40 minutos antes del hecho que ocurrió a las 3:30 p. m. Lo sentí tranquilo, normal, no dijo nada raro, no se despidió. Estaba como siempre que hablaba con él”, dijo la hermana.
Relata que Flower estaba contento porque en estos días viajaría para pasar tiempo con su esposa e hijos, quienes eran lo más amado por él. Asegura que nunca tuvo conductas depresivas, pero últimamente contó que varios compañeros y superiores lo trataban mal por ser costeño y por su color de piel.
“Flower nos dijo que lo discriminaban por su color de piel, porque en esa estación todos eran bogotanos y blancos. Ya había tenido situaciones difíciles con ellos, pero tenía la esperanza de que lo volvieran a cambiar de ciudad, estaba esperando el traslado”, contó.
Carolina desconoce la razón del traslado hacia Cundinamarca. “Él no comprende por qué lo sacaron de donde estaba y lo mandaron en enero para allá, pero hacia todo lo que tenía que hacer, era muy responsable, muy juicioso y experimentado. Él hacía parte del grupo de inteligencia”, explicó.
Además de la impotencia y la cantidad de dudas y preguntas que tienen sobre la muerte del subintendente Flower, esta familia cartagenera afirma que no ha recibido el acompañamiento de la Policía Nacional.
“En el comando de aquí no nos dan el debido apoyo, no hemos recibido acompañamiento psicológico real, a eso se suma no saber cuándo llega el cuerpo de mi hermano, ni dónde será sepultado. Ni hablar de la Policía en Cundinamarca, ni siquiera nos han dicho en qué morgue está el cuerpo”, agrega.
La familia buscó la asesoría de un abogado porque considera que como dolientes han sido vulnerados, además, desean esclarecer la forma en que murió Flower ya que dudan de que se trate de una autoagresión. “Pedimos el examen de balística, ver fotos del cuerpo, conocer la epicrisis y a la fecha no nos muestran nada, como si quisieran ocultar cosas”, afirmó Carolina.
Este medio conoció que la investigación del caso estaría siendo llevada por el CTI de la Fiscalía y que aún no hay fecha exacta de la llegada de los restos del patrullero a Cartagena.