Ana Milena Barón Martínez, de 37 años, fue asesinada en la noche del martes 3 de junio, en el barrio La Esmeralda de Barranquilla, y su crimen ha despertado todo tipo de reacciones por cómo se dieron los hechos y porque el día siguiente estaría cumpliendo años, justamente.
Familiares de la mujer hablaron con el medio Zona Cero y contaron que ellos le habían organizado una fiesta sorpresa a Ana y todo estaba listo para llenarla de felicidad.

“Estaba cumpliendo 37 años, teníamos pensado hacerle un agasajo porque nunca se le había festejado nada. Mis hermanas y yo planeamos la sorpresa una semana antes. Íbamos a hacerle un compartir en mi casa, con mi tía, sus hijos y nosotras. Era algo sencillo, pero especial. Solo queríamos hacerla sentir querida, porque ella nunca había tenido un festejo así”, contó una pariente a Zona Cero.
“El plan era que la mamá de Ana Milena la llevara engañada a su casa con el pretexto de que necesitaba una inyección, ya que María Elena es auxiliar de enfermería y le podía hacer el favor. En la vivienda de María Elena la iban a estar esperando sus hijos, sus primas y demás familiares para celebrar la vida”. Lea: Ana Barón murió al colocarse como escudo para evitar que mataran a su hijo
Pero la fiesta nunca se hizo porque ese martes, a eso de las 10 de la noche, los llamaron para decirle que la mujer había sido asesinada al recibir un balazo con una escopeta. Al parecer, sujetos en moto la interceptaron a ella y a uno de sus hijos en una calle y dispararon, pero la mujer se puso de escudo para defender a su sangre y terminó muerta.
Madre defendió a su hijo en guerra entre pandillas en Barranquilla
Ana Milena Barón Martínez era madre cabeza de hogar, mamá de dos hijos de 17 y 19 años, y laboraba como empleada doméstica. Las investigaciones preliminares de los miembros de la Sijín, que están a cargo del caso, lograron saber que un hijo de Ana Milena Barón Martínez pertenece a la pandilla denominada ‘El Cartel’; mientras que los que la mataron pertenecen a la pandilla ‘Los Candela’.
Lo que han averiguado los investigadores es que estas pandillas defienden los territorios de los barrios La Esmeralda y La Manga y han trazado unos límites o barreras imaginarias, que los unos no pueden pasar hacia el lado de los otros.