Gustavo Sayas Cañas estaba viviendo los mejores días de su vida. A sus 31 años logró ser papá por primera vez y de un niño idéntico a él, su mayor anhelo. No se cambiaba por nadie y aprovechaba cada momento para decirle a su esposa Yigeth que estaba agradecido por darle ese bello regalo. Lea: Murió Jolver De Aguas, funcionario de Corvivienda que balearon en atraco
Pero la vida suele ser en ocasiones injusta o quizás simplemente cruda, y es así como Gustavo solo pudo disfrutar a su bebé por 40 días. La última vez que lo tuvo en sus brazos fue en la tarde del pasado domingo 25 de mayo, unas horas antes de que perdiera la vida en un trágico accidente.
La pareja de Gustavo, en medio de su dolor, sacó fuerzas para contar qué ocurrió aquel domingo. “Él trabajaba con motos acuáticas en las playas de Bocagrande, entonces el domingo salió en la mañana a trabajar y en la tarde volvió a nuestra casa, en el barrio La María, y dijo que iba a salir un rato”, contó.
Añadió que “yo lo hacía a él en San Francisco, pero luego supe que estaba por Olaya, donde viven sus hermanas. Él estaba tomando”. Es posible que aquellos tragos le jugaran la mala pasada, ya que a eso de las 11 de la noche chocó su moto contra otra en la llamada Calle La Villa del sector Once de Noviembre de Olaya.
“El golpe fue muy fuerte por lo que estuvo hospitalizado por cuatro días en la UCI del Hospital Universitario. Mi hijo tiene ahora 45 días de nacido y para mí es duro verlo porque es igualito a su padre”, dijo llorando. Gustavo falleció en la mañana del jueves pasado.
Gustavo quería ver a su hijo crecer, siempre que salía de la casa le decía que lo amaba, así lo recuerda su esposa. “Teníamos muchas ilusiones como familia. Ese domingo él cargó al niño, le dijo que lo amaba, se despidió de él varias veces. Gustavo era un hombre bueno y generoso, lleno de amigos, le gustaba compartir todo lo que tenía con el fin de ver a todos bien”, agrega la mujer.
La mujer se sigue recuperando de su parto, pero ahora piensa cómo afrontará este nuevo presente, sin su pareja, el padre de su pequeño. “Nosotros estábamos aferrados a que él iba a vivir. El domingo, cuando me dieron la noticia, yo venía de la iglesia donde estaba orando para que Dios le diera otra oportunidad”, finalizó Yigeth.