Después de 18 angustiosos días de secuestro, el pequeño Lyan José Hortúa regresó al seno de su hogar.
La liberación del menor no fue el resultado de una operación de rescate por parte de las autoridades, sino el desenlace de una dolorosa decisión familiar: el pago de un rescate a sus captores.
La noticia, que ha conmovido a la opinión pública, fue confirmada por el tío del niño, Sebastián Bonilla, en una entrevista concedida a La FM.
18 días de agonía y zozobra
Bonilla, visiblemente afectado pero aliviado por el retorno de su sobrino, reveló los detalles de la odisea que vivieron como familia. “Nos vimos en la obligación de pagar un rescate. El valor me lo reservo por seguridad del niño y por nuestra propia seguridad. Fueron 18 días donde no aguantábamos la zozobra”, declaró el tío de Lyan.
El tío del menor también compartió el desgarrador relato de los primeros días de cautiverio de Lyan que fueron especialmente traumáticos para el niño. Los captores lo mantuvieron esposado y, en un acto de intimidación que revela la crueldad de quienes perpetraron el crimen, lo amenazaron con un arma tipo táser para electrocutarlo.

Sus palabras reflejan la desesperación y el temor constantes que acompañaron a la familia durante casi tres semanas y que conmovieron al país, sumidos en la incertidumbre sobre el paradero y el estado de salud del pequeño.
La decisión de ceder a las exigencias de los secuestradores, aunque difícil, se convirtió en la única vía para asegurar el regreso de Lyan con vida. Le puede interesar leer también: Lyan José, niño secuestrado en Jamundí, ya fue liberado