Desde que se conoció la violenta muerte de la estudiante Sirley Vanessa López Loaiza, las reacciones llenas de indignación e impotencia no se hicieron esperar.
El domingo 11 de mayo, la Universidad del Valle confirmó la muerte de esta joven, una de las dos estudiantes que quedaron heridas en medio de un ataque armado que protagonizó un hombre en la sede de Palmira, Valle del Cauca. El responsable se quitó la vida el mismo día del hecho: el jueves 8 de mayo.

A través de un comunicado, la universidad lamentó lo ocurrido y dijo que “esta muerte es producto de las violencias basadas en género, la intolerancia y el menosprecio de la vida, que atentan contra la misión sagrada de la universidad y su recinto que deben ser espacios de paz y respeto de la existencia”. Le interesa: A la cárcel mujer trans señalada de matar a su novio a cuchilladas
En el mismo texto, desde la universidad invitaron a que “este triste día se convierta, como tributo a la memoria de Sirley Vanessa, en un momento de duelo y reflexión sobre la convivencia, el porqué de la agresión a las mujeres, el rechazo a este tipo de hechos y el respeto al valor supremo de la sociedad”.
Sobre la violenta agresión se conoció que ocurrió en el campus de la universidad, en Palmira, a donde llegó el responsable para dispararle frente a decenas de estudiantes que había esa tarde de jueves. A la joven estudiante de Literatura la socorrieron entre varios compañeros y la llevaron a un centro asistencial, donde permaneció en una Unidad de Cuidados Intensivos, hasta que las labores del cuerpo médico resultaron insuficientes.
En el mismo ataque armado, otra joven también recibió balazos, pero de ella no hay información oficial.
Como rechazo al homicidio de Sirley, estudiantes protestaron dentro de la universidad y programaron una serie de actividades para manifestarse y pedir justicia. Siga leyendo: Un metro separan las tumbas del pastor Lora y de El Calvo, pareja de La Diabla