“Yo no podía dormir, no podía comer. Durante esos días no tenía vida porque sabía que lo que estaba pasando era un absurdo, no era real. Mi hijo no era esa persona que describían en la prensa local, toda mi familia lo tenía claro”.
Así resume Donaldo Vargas los nueve días en los que estuvo privado de la libertad el menor de sus seis hijos, Jhonatan Vargas Molina, a quien capturaron en la noche del pasado 29 de abril en la Avenida San Martín del barrio Bocagrande. Lea: Este es ‘el Gordo’: la Policía lo capturó con una granada en Bocagrande
Tras la captura, la Policía Metropolitana de Cartagena comunicó que se trataba de “alias ‘el Gordo’, un importante miembro del Clan del Golfo, a quien le hallaron en su poder una granada de fragmentación, por lo que fue puesto a disposición de las autoridades competentes por el delito de fabricación, tráfico, porte o tenencia de armas de fuego, accesorios, partes o municiones”, precisa el reporte policial.

De inmediato, la noticia se hizo viral en las redes sociales y los medios de comunicación emitieron el reporte. La captura se le atribuyó a la ofensiva institucional contra la banda multicrimen y sus ataques a la fuerza pública. El rostro de ‘el Gordo’, como lo llamó la Policía, apareció con señalamientos, ofensas y críticas en Facebook.
“Yo miraba lo que pasaba y decía, Dios mío, mi hijo que no se mete con nadie. Nosotros somos una familia de conductores, de personas de bien. Vivimos en el barrio El Líbano y nos conocen como gente trabajadora. Mi hijo es el más noble de todos. Por eso comencé a buscar justicia”, explica el padre.
Sobre los hechos ese 29 de abril contó que “hay testigos de lo que pasó en esa calle. Eran las 8:30 p.m. y todo el mundo vio. No hubo tiroteo, no hubo persecución. Mi hijo no se opuso. Los policías dijeron que les habían dicho que un carro como el de mi hijo iba a cometer un atentado, pero a las 4 de la tarde, pero entonces por qué no lo capturaron antes, porque él hizo varias carreras esa tarde y noche allá. Todo fue un montaje contra Jhonatan”.
Relata que “Jhonatan maneja Indriver y ese día hizo varias carreras a Bocagrande. En la última lo pararon cuatro policías y revisaron el carro y sus papeles, no dejaran que él grabara el procedimiento con su celular. Luego le dijeron que el carro estaba reportado como robado, lo que es falso porque él tiene ese carro desde hace 2 años, es de su propiedad. Entonces pidió que lo dejaran llamar a quien le vendió el vehículo y no lo dejaron”.
Afirma que los uniformados subieron al carro con él adentro y lo condujeron hasta el comando de Manga. “Allá lo ubicaron en un salón, al rato llegó otro policía con una granada y dijo que la encontraron en el asiento de piloto. Mi hijo se quedó sorprendido, él ni conocía las granadas”. Donaldo considera un absurdo que una persona cometa un ataque en Bocagrande usando un carro que está a su nombre y que ponga una granada debajo de su puesto.

“Cuando nos enteramos de todo esto supimos de una que era un falso positivo, que necesitaban mostrar resultados por el ‘plan pistola’ y vieron en mi hijo una forma, pero no nos quedamos quietos y comenzamos a movernos”, señaló.
En medio de la preocupación porque los señalamientos de la Policía eran graves, Donaldo indagó y comprobó que la versión de su hija era real. “lo enviaron a la estación del 20 de Julio, pero ninguno de los reclusos le hizo nada, todos se dieron cuenta que Jhonatan no era ningún sicario, ningún asesino”.
Donaldo tuvo miedo, pero se llenó de valor y junto con su familia llenaron de fuerza a Jhonatan, quien lloraba desconsolado en una celda, pensando en lo que vivían sus dos hijos.
La búsqueda de justicia de conductor capturado en Bocagrande
Así transcurrieron los días, hasta que llegaron las audiencias preliminares. “Desde un principio el juez consideró que a esa historia de la Policía le hacía falta un pedazo, pero seguimos luchando hasta que el jueves (8 de mayo) lo dejaron en libertad. Una fiscal se oponía, pero las pruebas fueron contundentes, no había forma de confirmar que Jhonatan fuera ese delincuente que ellos decían, porque no lo era”.
Jhonatan quedó libre ese mismo jueves y afuera de la estación lo esperaba su familia para abrazarlo y decirle “siempre creímos en ti”. Hubo lágrimas y agradecimientos al cielo, a todos les volvió el alma al cuerpo.
“Yo doy mi cara y digo que la Policía hizo un mal procedimiento, que casi meten preso por quien sabe cuántos años a un inocente. Solamente me encomiendo a Dios y si alguien quiere hacerme algo, pues se las tendrá que ver con él porque yo solo estoy del lado de la justicia”, dijo el padre.
Añadió que “no estoy en contra de los patrulleros que le hicieron esto a mi hijo, porque todos somos humanos y podemos equivocarnos, pero me gustaría que la Policía se retracte y le de una disculpa pública a mi hijo. Que su honra y buen nombre no se empañen de esa manera”.

Por otro lado, desea que los medios de comunicación los acompañen en este proceso para que “también cuenten nuestra historia y otras familias que han pasado por situaciones similares se llenen de valor y denuncien, lo que pasa es que a veces les da miedo”.
Consideró algo peligroso lo que hicieron con Jhonatan. “Él no es del Clan del Golfo, quiero que quede claro porque ustedes saben que hay una guerra de bandas aquí y por decir eso le pudieron hacer algo mal. Tampoco es sicario, qué tal que la comunidad lo hubiera linchado. Espero que la Policía Nacional reconozca su error porque hasta alias le pusieron. A él no le dicen gordo”, finalizó el padre que ahora está con su hijo y espera que la autoridad le devuelva el carro y otras pertenencias que ese día le “incautaron”.