En la tarde del jueves 20 de febrero, a las 4 de la tarde, se generó una alerta en los alrededores de la calle 55, en la Ciudadela Real de Minas, en el municipio de Bucaramanga, Santander, por un posible asesinato ocurrido en un lote baldío de la zona.
Ante la incertidumbre sobre la veracidad de la información, unidades del Cuerpo de Bomberos acudieron al lugar con el objetivo de verificar si se trataba de otro tipo de emergencia, como un posible caso de caída al vacío. Sin embargo, la hipótesis de un homicidio cobró mayor fuerza. Aunque en un primer momento no se ofrecieron detalles específicos, los vecinos manifestaron su conocimiento sobre el sitio: un área solitaria y cubierta de maleza, frecuentada por individuos con problemas de adicción.
La conmoción aumentó cuando se confirmó que la víctima era una mujer. De inmediato, surgieron conjeturas sobre su identidad y las circunstancias de su presencia en el lugar.
Algunos residentes señalaron que, en horas de la mañana, una joven había sido vista ingresando al predio en compañía de un hombre, quien es reconocido en el sector por acudir frecuentemente con mujeres, no solo para consumir sustancias psicoactivas. Lea aquí: Yonis Cadena, el hombre que mataron en su carro en la variante Mamonal
Las sospechas se confirmaron poco después. Se trataba de una mujer de entre 30 y 35 años, cuyo cuerpo fue hallado en una zona boscosa de la carretera antigua que conecta el sector del Mutis con el Viaducto Alejandro Galvis Ramírez. Vanguardia dio a conocer que mientras las autoridades trabajaban en la identificación de la víctima, una mujer de nacionalidad extranjera, residente en un asentamiento informal cercano, se acercó a los investigadores para proporcionar un testimonio clave.
Según su relato, ella misma habría sido atacada por el mismo individuo. Aseguró que fue sometida reiteradamente, con sus extremidades atadas, y que solo logró escapar en un momento de descuido de su agresor. Su estremecedor testimonio parecía coincidir con la escena encontrada por los peritos forenses: una mujer sin vida, desnuda y con los pies atados con un fragmento de tela, abandonada sobre un cúmulo de desechos.
La testigo afirmó además que este individuo la había agredido sexualmente meses atrás bajo el mismo modus operandi, llegando incluso a intentar asfixiarla en el mismo terreno donde se halló el cuerpo de la reciente víctima. Asimismo, señaló que no sería la primera vez que este sujeto actuaba de esa manera, pues otro caso similar habría ocurrido con otra mujer en situación de calle. Según su testimonio, el agresor, presuntamente compatriota suyo, justificaría sus actos bajo una perturbadora motivación: “Esos actos le causan satisfacción sexual”.
Las autoridades continúan con las investigaciones para esclarecer los hechos y dar con el paradero del presunto responsable. Siga leyendo: Secuestró a su pareja sentimental y la amenazó: va a prisión