“Una vez molestando me dijo que si algún día le pasaba algo lo enterraran con la camisa del equipo. Tenía más de 12 de años dedicados al rugby”.
Eso le dice a El Universal la esposa de Nelson Antonio Sinning Vélez, el destacado deportista que murió este sábado 19 de octubre, a las 4 de la tarde, en la Clínica Madre Bernarda a causa de los golpes severos que sufrió en un choque de motos mientras perseguía a los sujetos que presuntamente pretendieron raptar a su hijastra, de 16 años. Le puedo sugerir: Murió Nelson Sinning, el padrastro que defendió de un rapto a una niña

Pese a dar a luz hace apenas 36 días, la mujer llegó este domingo a la morgue de Medicina Legal para retirar los restos de su pareja sentimental, a quien describió como un excelente padre y deportista, y de quien aseguró que andaba como “loquito” por el nacimiento de quien era su primer hijo biológico.
Además de ser un deportista apasionado por el rugby, Sinning Vélez, de 33 años y oriundo de Mompox, era auxiliar de enfermería. También se desempeñó como escolta y profesor de educación física. Residía con su familia en el barrio El Recreo, en Cartagena.
Fabián Figueroa Castro, presidente ad honorem del Caniba Rugby Club, al cual pertenecía en la actualidad Nelson, dijo que a él lo conoció hace unos 12 años, cuando comenzó a jugar para el equipo Corsarios. Por cuestiones internas, agrega, se pasó para el Caniba Club hace 10 años.
Nelson representó a nivel de selección al departamento de Bolívar en varias competencias a nivel nacional y a nivel distrital, llevó a su equipo a conocerse campeón en tres ocasiones y jugaba como delantero y pilar principal del equipo Caniba Rugby Club.

“Nelson tuvo un crecimiento personal bastante determinante. Gracias al rugby encontró a esa familia que en un tiempo estaba necesitando porque había perdido a sus padres y quedó solamente con su hermana. En el equipo lo acogimos bastante. Era demasiado entregado al equipo, iba a sus entrenamientos. Siempre se estuvo superando estudiando, trabajando, metiéndole el hombro al equipo. Su actitud no la tenía nadie en el equipo”, dice con palabras entrecortadas Figueroa Castro.
El presidente del Caniba Rugby Club aseguró que en el equipo lo apodaban ‘el Comando’, porque le gustaba la vida militar e hizo cursos para ser escolta. “El siempre fue un héroe en su cabeza, apoyaba a los nuevos en el equipo, era quien los adoptaba para que se sintieran bien en el equipo. Era demasiada buena persona”, precisa Fabián Figueroa poco antes de volver a llorar por quien consideraba su mejor amigo.
Murió el sábado en la tarde
Sinning Vélez, de 33 años, estaba internado en una clínica de la ciudad, en una Unidad de Cuidados Intensivos, bajo pronóstico reservado, tras recibir golpes severos, principalmente en la cabeza, en un choque de motos en el que se vio involucrado al perseguir a los sujetos que intentaron llevarse a la fuerza a la adolescente. Le puede interesar: Intentan raptar a niña: su padrastro quiso defenderla y terminó en UCI
En declaraciones que entregaron a El Universal, familiares de la menor y de su padrastro dijeron que los hechos ocurrieron en la tarde del 13 de octubre en inmediaciones del barrio La Providencia.

La adolescente, de 16 años, regresaba a su casa fue abordada por un hombre desconocido que se movilizaba en un carro. El sujeto intentó obligarla a subir al vehículo, pero ella se negó, le lanzó un golpe y corrió hasta llegar a su vivienda.
Agregó el allegado que la menor le comentó lo sucedido a su padrastro, quien al reaccionar ante esa situación, y en su intento de atrapar al desconocido, tomó su moto y, junto a la joven, intentaron perseguir el vehículo.
En medio de la persecución, Nelson y su hijastra chocaron con otra moto. La sufrió joven lesiones leves en el accidente, pero su padrastro no contó con la misma suerte: sufrió heridas graves, principalmente en la cabeza.

“Nelson, un hermano en la cancha y en la vida. Encontraste en este club tu refugio y dejaste una huella imborrable en cada uno de nosotros. Nos enseñaste que el rugby no solo se juega con el cuerpo, sino con el alma.
“Nos diste tu mejor versión, siempre terco en tu ánimo, terco en tu cariño incondicional, y aunque ya no estés físicamente, tu energía y tus risas seguirán vibrando en cada tackle, en cada abrazo”, le escribió a Nelson esas sentidas palabras Caniba Rugby Club, al cual pertenecía y con quienes practicaba los martes y jueves en el conjunto residencial Parque Heredia.