Ir al Mercado de Bazurto es adentrarse al alma de Cartagena. Es la forma más palpable y sensorial de conocer la esencia de los barrios, la idiosincrasia, los sonidos, los olores, las luchas y las expresiones que nos identifican.
La central de abastos está ubicada entre la Ciénaga de Las Quintas y las faldas del Cerro La Popa. Tiene 18 sectores bautizados como La Rampa, Cobertizo, Acoviba, Pescado Frito, Ropa y Farmacia, Carnes y Pescado Fresco, Boca, Huecos, La L, Naranjas, Globo Centro, Cristalería, Bayunca, Túnel 1, Plátano, Carbonera, Anillo 9 y Marialabaja, con unos 35 mil comerciantes laborando todos los días. Lea: Hallan muerto a extranjero en Pie del Cerro: su compañero está hospitalizado
En 1978 fue trasladado desde Getsemaní hasta el lugar donde se encuentra en la actualidad y desde entonces ha pasado por diferentes etapas, entre ellas la ‘oscura’, como la llamó Shirlis Beleño Zarza, directora de la Asociación de Comerciantes y Empresarios Mayoristas en Víveres Abarrotes y otros Sectores Afines de Bolívar (Acoviba).
“Doce años atrás el panorama de seguridad en Bazurto era desalentador. Hubo asesinatos de comerciantes, otros tuvieron que irse por miedo y amenazas. Había extorsión por parte de la delincuencia común. Recuerdo que en el sector La Rampa hubo sicariatos que quedaron marcados en nuestra historia”, recordó Shirlis.
Hubo miedo e incertidumbre en aquellos tiempos, además, no confiaban en las autoridades. “Sufríamos extorsiones y amenazas, pero los comerciantes teníamos temor de denunciar porque sentíamos que la Policía no nos apoyaba, incluso, que estaban involucrados en estos hechos delictivos. Preferíamos callar”, añadió la directora de Acoviba.
Un nuevo comienzo
La situación era casi incontrolable, pero surgieron iniciativas que cambiaron el panorama. Fue un trabajo mancomunado entre la Policía Nacional, los comerciantes y la ciudadanía en general, y ha sido tan exitoso que, según el Gaula de Cartagena, Bazurto es en la actualidad la única central de abastos de Colombia libre de extorsión.
Juliana Angulo Picot, responsable de la Gestión Comunitaria del Gaula en Cartagena, ha hecho parte de ese grupo que, desde hace más de una década, construye un mejor lugar para el comercio, la diversidad y la integración.
“Hemos creado estrategias que han permitido forjar lazos entre las autoridades, los comerciantes y los compradores. Lo primero fue hacer que confiaran en nosotros y eso se logró con hechos y acompañamiento. También elaboramos charlas y capacitaciones sobre la importancia de denunciar y estar atentos a cualquier hecho delictivo”, contó Juliana.
Y añade: “Tenemos comerciantes estratégicos, con equipos de comunicación que les suministramos para que se mantengan en contacto directo con nosotros. También realizan acercamiento a nuevos comerciantes. En pocas palabras somos una red que continuamente se capacita, aprende y opera”.
Son 28 unidades del Gaula, entre ellos 5 mujeres, que a diario patrullan por los pasillos del mercado y fortalecen las alianzas. “Lo que hacemos es visitar a los vendedores, sin importar sus ingresos económicos, les explicamos las modalidades de extorsión y hacemos énfasis en que denunciar es lo más importante”, recalcó.
Reconoce que en los barrios de la ciudad sí existen comerciantes extorsionados, pero a diario trabajan para que el flagelo disminuya, es así como en la actualidad Cartagena no tiene aumento con relación a los delitos de extorsión y secuestro en los últimos años. “Es favorable la cifra con relación al 2023, cuando hubo 159 denuncias por extorsión. Además, no hay homicidios o crímenes relacionados con los mencionados delitos este año”, expresó el mayor Carlos Ramírez Perdomo, comandante del Gaula en Cartagena. Lea: El Gaula y su batalla frontal contra la extorsión y el secuestro en Cartagena
Los uniformados no bajan la guardia, saben que un extorsionista puede aparecer en cualquier momento, sobre todo por llamadas telefónicas, un elemento que facilita su ejecución; es por eso que todos los días acompañan, indagan, investigan e informan a los ciudadanos cómo combatir este delito.
Los comerciantes
“Yo tuve que irme del mercado hace 12 años porque me extorsionaron y afectaron mi salud mental y emocional. Me sentía perseguido y tenía miedo, pero hubo un cambio en el grupo de la Policía encargado de esta zona, además de unirnos todos, y la situación cambió, entonces volví a trabajar aquí”, dijo un comerciante de productos de confitería.
“Me amenazaron, me cobraron un dinero para poder tener mi abasto aquí en Bazurto. Yo estaba cansado y me fui de la ciudad, pero pasaron los meses y capturaron a los delincuentes, mejoraron las relaciones con la Policía y decidí volver a abrir mi negocio”, expresó el propietario de un abasto de víveres y abarrotes.