Parecía un domicilio más. Por 30 mil pesos, un mensajero aceptó llevar varios almuerzos desde el barrio Santa Rita al corregimiento de Bayunca.
Aquel domiciliario no captó la trama criminal que ya se había orquestado contra él. Sin saberlo, cayó en la modalidad de extorsión conocida como “falso servicio” y al llegar a Bayunca comenzó su pesadilla.
Comenzó a buscar a la mencionada mujer, pero nunca la encontró. Fue entonces cuando las instrucciones volvieron a cambiar. Le puede interesar: Identifican a mujer que murió arrollada por auto frente al Mercado de Bazurto
“Al llegar a Bayunca, recibí nuevamente una llamada. Me dicen que saben los datos de mis padres, de mi esposa e hijos. Que hablaba con un integrante de un grupo criminal organizado. Sentí enseguida escalofríos y angustia”, cuenta el domiciliario.
Asustado y bajo tensión, el mensajero intentó llevar la encomienda a una nueva dirección, esta vez, a una zona rural y enmontada del corregimiento. Allí se sintió aturdido y perdido.
Dos miembros del grupo de Carabineros que patrullaban esa zona, pasando revista a las fincas, se percataron de la presencia del motociclista y lo abordaron.
De inmediato vieron como aquel domiciliario asustado bajó de la moto, los abrazó y les dijo que eran unos ángeles que se le habían aparecido. Le puedo sugerir: Violento choque: pareja de esposos murió al ser arrollada por un camión
“Él manifiesta que estaba repartiendo unos domicilios y que le iban a pagar 30 mil pesos. Cuando llegó a Bayunca, lo llamaron nuevamente a amenazarlo y nosotros lo tranquilizamos, le dijimos que era una modalidad de extorsión de falso servicio y que todo estaba bien, que nosotros lo íbamos a proteger y que nada le pasaría”, relata el patrullero Luis Robles Vergara, del grupo de Carabineros y Protección Ambiental.
La víctima del “falso servicio” no ha dejado de agradecer la presencia de aquellos policías: “Dios me envió dos ángeles”, precisó. Lea también: Video: sicarios balearon a un hombre en la terraza de una vivienda
El Grupo de Carabineros y Protección Ambiental, y el grupo Gaula de la Policía recuerdan que la clave está en cortar la comunicación con los extorsionistas, no aportar información personal y dar aviso inmediato al Gaula para evitar que las personas sean víctimas del “falso servicio”, una de las modalidades de la extorsión.
“Valiéndose de información del sector comercial, los delincuentes solicitan servicios o cotizaciones en sitios alejados del casco urbano e, incluso, con deficiencia en la señal telefónica.
“Una vez las víctimas llegan al lugar, se comunican con ellos exigiéndoles no solo dinero, también contactos de familiares a quienes amenazan con las mismas pretensiones económicas”, dice el coronel Henry Leal Velázquez, comandante Operativo de Seguridad Ciudadana de la Policía Metropolitana de Cartagena. Lea: Policía captura a 51 personas en Bolívar: ocho por el delito de extorsión
En su mayoría, dice el oficial, estas llamadas provienen de las cárceles, y aunque los delincuentes se encuentran privados de la libertad, no actúan solos, se valen de la confianza de amigos y familiares para que reciban el dinero, producto de las extorsiones, en sus cuentas bancarias o giros con sus datos personales, lo que los convierte en una pieza más de las redes extorsivas.