Uno era reconocido por vender y reparar celulares, y el otro por ser tatuador. Luis David Mejía Guerrero, de 28 años; y Eduardo Hincapié Buendía, de 33, son las últimas dos víctimas mortales de los sicarios en Cartagena.
A Mejía lo conocían como ‘Macuto Cell’ y a Hincapié le apodaban ‘el Chapa’. Los asesinaron en la noche del 24 de junio un lapso de dos horas en los barrios Daniel Lemaitre y Los Jardines, respectivamente. Le puede interesar: ¿Le pusieron cita? A Macuto Cell lo mataron de 7 balazos en venta de fritos

Con esos dos hechos, los homicidios llegan a 39 en lo que va de junio en Cartagena y sus corregimientos, convirtiéndose este mes en el más violento del primer semestre de 2023, y cuando aún le faltan seis días para que finalice.
Sin que termine aún el primer semestre año, los homicidios en Cartagena llegaron a 194. El año pasado, el primer semestre finalizó con 174 asesinatos, y enero y mayo, con 35 casos, fueron los meses más violentos. Le puedo sugerir: El Chapa, el reconocido tatuador que mataron frente a la casa de sus padres
En este 2023, los homicidios van así: enero (37), febrero (25), marzo (32), abril (30) y mayo (31).

Las últimas dos víctimas
‘Macuto Cell’, dicen sus familiares, era un hombre sin problemas, dedicado a vender y reparar celulares, y a cuidar de su familia en el barrio 7 de Agosto, en especial de sus dos hijos pequeños.
El sábado, a eso de las 7 p. m., llegó a una venta de fritos en Lemaitre, en la carrera 16 con calle 69A, y un hombre se le acercó por la espalda a su víctima y le disparó varias veces. Su muerte fue en el acto.
Eduardo Rafael Hincapié Buendía departía con dos amigos frente a la casa de sus padres, en un pequeño parque del barrio Altos de Jardines, cuando aparecieron dos hombres en moto y uno de ellos le disparó a quemarropa y sin mediar palabras. Lea también: Sicarios balean a ‘el Makuto’ en mesa de fritos de un barrio en Cartagena

La Policía Metropolitana informó que, además de balearlo, el sicario le causó una lesión a su víctima con arma cortopunzante. Lo llevaron a la clínica Urgencias de Blas de Lezo, pero los esfuerzos fueron en vano.
‘El Chapa’ estudió soldadura y arte y dibujo en el Sena. Se dedicaba a esas dos cosas, pero más a ser tatuador, y por eso lo conocían bastante, dijo un hermano.