De las 82 pandillas contabilizadas en Cartagena en 2014, cifra récord, hoy la situación es otra con los 19 grupos de jóvenes en riesgo que existen, una disminución que se ha visto reflejada gracias a un trabajo mancomunado de la Policía con las autoridades distritales.
Ha sido una labor difícil si se tiene en cuenta que en 2012 había 64 pandillas en la ciudad; 80 en 2013; 82 en 2014; 51 en 2015; 55 en 2016; 34 en 2017; 24 en 2018 y 19 en 2019. Son unos 371 jóvenes los que integran esas 19 pandillas que existen hoy en Cartagena, según datos oficiales.
El ejemplo que quizá marcó una tendencia en la disminución de las pandillas en la ciudad fue el que pusieron en el 2016 los miembros de los Trikis Nike y los Wenceslao, que tenían injerencia en los barrios San Francisco y La María, dos populosos sectores en las faldas de La Popa.
Los líderes de ambos bandos firmaron la paz entre ellos con un apretón de manos y con la frase “la buena pa’ ti” en un acto protocolario en el salón Vicente Martínez de la Alcaldía.
Ese acto acabó con una disputa de las llamadas fronteras invisibles que se extendió por varios años y que cobró la vida de varios de sus integrantes y de muchas personas que no tenían que ver con esas peleas callejeras.
En la actualidad, según cifras oficiales, esas 19 pandillas abarcan ocho barrios y dos sectores: Boston, Olaya Herrera, El Pozón, Nelson Mandela, Piedra de Bolívar, Ceballos, Palestina y Santa Rita; y los sectores La Paz en Daniel Lemaitre ,y Playas Blancas, en Olaya Herrera.
Los enfrentamientos entre esas pandillas han dejado nueve personas asesinadas. Uno de esos hechos, quizás el más atroz, ocurrió el pasado 16 de abril, cuando en el barrio Olaya Herrera, sector Rafael Núñez, a eso de las 5:30 de la tarde, miembros de los Cachulos mataron a un joven en represalia por una vieja rencilla que había contra varios residentes de esa zona.
Según las autoridades, la principal razón de las riñas entre pandillas es el control y la delimitación del territorio en el que viven, imponiendo la hegemonía; siendo el hurto a personas, consumo de estupefacientes y el microtráfico los delitos que generalmente cometen.
Los jóvenes en riesgo en Ciudad del Bicentenario y Torres del Bicentenario, que vienen de otros barrios tras el beneficio que sus padres recibieron al adquirir por parte del Gobierno una residencia en ese lugar, en su mayoría han continuado con el tema de las fronteras invisibles.
Con el acompañamiento de la Secretaría del Interior de Cartagena, la Policía y la Fundación Mario Santo Domingo; sin embargo, veinte jóvenes de Ciudad del Bicentenario se comprometieron a fomentar la sana convivencia y la paz, al entregar armas como muestra de un cambio de vida que les permita generar un mejor proyecto de vida.
En el caso puntual de esa zona de la ciudad, el equipo encargado de construir el tejido social se ha puesto a la tarea de redirigir el sentido de los jóvenes en riesgo, no solo para que dejen los grupos de pandillas, sino para que los que están siendo influenciados no ingresen.
Las herramientas que están utilizando son los deportes, tales como el equipo de rugby que se inició recientemente; además de reforzar las labores con programas culturales como el baile.
Aunque en años anterior el sicariato era la modalidad que aportaba el mayor número de muertos en Cartagena, desde el 2014, la violencia interpersonal es la mayor causante de asesinatos. De los 126 muertos en 2018 por falta de convivencia ciudadana en Cartagena, 108 fueron en riña común, mientras que 18 por riñas entre pandillas.
El espacio o vía pública fue el escenario en donde más ocurrieron los asesinatos, seguido de las viviendas, puesto que los enfrentamientos se dieron, en su mayoría, entre vecinos y familiares.
Este año, la intolerancia sigue siendo la principal causa de muerte. En el primer semestre fueron 42 las personas que fueron víctimas de conductas violentas generadas en desacuerdos interpersonales o en reacciones airadas de parte de sus verdugos.