El paso ayer por el Baluarte de San José, en el Pedregal, fue distinto. El incremente sol no fue impedimento para los que por allí cruzaban se detuvieran con los ojos puestos en la Laguna de San Lázaro.
Algo más que el reflejo del agua y las lanchas al otro extremo llamaba la atención: era un cadáver. Sí, el cuerpo de un hombre flotando con los brazos abiertos cerca de los mangles, entre los barrios Getsemaní y Manga.
En cuestión de segundos el lugar estaba lleno de curiosos y policías. Funcionarios de la Sijín fueron notificados del caso y al llegar, la inspección técnica se volvió una verdadera odisea. El cadáver no lograban subirlo a la muralla, por lo que fue necesaria la intervención de personal de Guardacostas de la Armada.
“En un equipo de la Armada, el cuerpo fue llevado hasta la orilla, frente al CAI de Manga, en donde los investigadores procedieron a hacer la inspección”, detalló una fuente judicial.
Durante el procedimiento, el personal de criminalística no halló documentos de identidad, ni ningún otro que permita ubicar a la familia.
El cadáver de este hombre, que vestía un pantalón azul y suéter a rayas gris fue ingresado a la morgue de Medicina Legal como NN.
Se conoció de manera oficial que esta persona no llevaba zapatos puestos y tenía aspecto de habitante de calle. A simple vista no tenía signos de violencia, por lo que presumen las autoridades que su muerte fue por inmersión; sin embargo, será en Medicina Legal que determinen las causas reales del deceso a través de la necropsia de rigor.
Los técnicos forenses esperan que con la anterior descripción aparezcan sus familiares.
