Que las riñas sean la principal causa de los homicidios en Cartagena ya no es una verdad a medias. De los 230 asesinatos que hubo el año pasado, 126 casos fueron por violencia interpersonal: riña común y riña entre pandillas.
Aunque en años atrás el sicariato era la modalidad que aportaba el mayor número de muertos en la capital de Bolívar, desde el 2014 hasta la fecha, la violencia interpersonal es la mayor causante de asesinatos.
De los 126 muertos en 2018 por falta de convivencia ciudadana, 108 fueron en riña común, mientras que 18 por riñas entre pandillas.
En el 2019, la intolerancia sigue siendo la principal causa de muerte en Cartagena. Durante el primer semestre del año fueron 42 las víctimas de conductas violentas generadas en desacuerdos interpersonales o en reacciones airadas de parte de sus verdugos. Incluso, personas que intentaban mediar para que las diferencias entre dos rivales terminaran, han pagado con su sangre la actitud violenta de sus conocidos.
La última víctima de las riñas en Cartagena está luchando por su vida en la Clínica Crecer.
Con una herida profunda en el cuello, Jhorman José Aponte Estrada sobrevivió al ataque de un vecino en el barrio El Toril, cerca de la Avenida Pedro de Heredia.
Según sus allegados, el joven, de 18 años, salió de su casa al caer el sol, a eso de las 6 de la tarde del viernes, para tomarse unas cervezas con un amigo y vecino del sector, quien lo había ido a buscar a su casa para ir a una tienda cercana.
A las 9 de la noche, estando en el establecimiento, y luego de varios tragos, el amigo de Jhorman se molestó por un motivo no claro aún y empezó a discutir con él incitándolo a pelear. Cuando Aponte Estrada se dio cuenta, ya era muy tarde, pues le habían incrustado un pico de botella que lo cortó desde la oreja izquierda hasta el cuello.
La víctima fue auxiliada por los clientes del lugar que lo llevaron a la Clínica Crecer, en donde el personal médico logró estabilizarlo a pesar de la cantidad de sangre que perdió. Permanece hospitalizado bajo anestesia debido al dolor que le genera tener expuesta la parte cervical del cuello.
“No sabemos nada de él”, eso cuenta una de las hermanas de Jhorman, quien manifestó que desconocen los motivos del ataque y la identidad del agresor, asegurando que su hermano no tiene problemas con nadie.
Jhorman es padre de un niño y vive en unión libre con su mujer, quien espera un bebé. También se conoció que el joven trabaja en oficios varios y es el menor de seis hermanos.