Champaña, yates, carros, sol, mar, arena y dinero... mucho dinero ha pasado por las manos de Liliana Del Carmen Campos Puello, una mujer con una personalidad arrolladora que logra obtener lo que se propone, sin importar por encima de quién deba pasar.
Sus planes de diversión exceden todos los límites y su único objetivo es ver crecer la cantidad de ceros posible a su derecha. Una vida de lujos es poco para lo que tiene planeado para su vida y para la de muchas mujeres que caen en su red.
Las garras de ‘la Madame’, como la conocen en el bajo mundo, son muy largas, pero con raíces muy cortas. Su sonrisa, esa que todos pueden ver en sus redes sociales y en videos y fotos que empiezan a dar la vuelta en Internet, tras ser capturada y quedar al descubierto, desaparece como por arte de magia.
En ropa deportiva, despeinada y sin maquillaje es sacada de su casa, como una delincuente más. Su estatus en el mundo de la explotación sexual en Cartagena queda al mismo nivel de un asesino a sueldo o un delincuente común. Con las manos en la espalda, dos uniformados de Migración Colombia la sacan de su morada para subirla a una patrulla y concretar el punto de partida, de su nueva vida.
Una vida sin muchos privilegios...
De armas tomarEn dos casas, una en el barrio Manga y otra en Crespo, ‘La Madame’, dice la Fiscalía, habría reclutado a decenas de mujeres para distribuirlas en rumbas y viajes patrocinados por turistas, por más de cuatro años. Los inmuebles están bajo su responsabilidad.
Liliana aparece como la arrendadora y allí mantenía a sus víctimas, bajo estricta vigilancia con cámaras de seguridad, incluso en las habitaciones.
Sus acciones no tienen límites desde el primer momento en el que decide meterse de lleno en el plan de lucrarse a costa del trabajo, sacrificio y cuerpo de mujeres que, en el mayor de los casos, se dejan enredar por su necesidad económica.
Pero eso no es todo. Sus negocios no solo los hace en Cartagena. Según los investigadores, La Madame’ también las envía a venderse en el exterior, catalogándose como la mayor proxeneta de la ciudad, encargada de mantener el corredor sexual en playas y organizar eventos que demandan servicios sexuales en exceso.
La captura de Liliana Campos, ‘La Madame’, no está relacionada con las otras 17 aprehensiones que se materializan tras seis meses de investigaciones en Cartagena en contra del turismo sexual. En total, la Policía, Fiscalía y Migración Colombia hablan de unas 250 víctimas, entre mujeres adultas y menores, usadas por cuatro distintas redes, que son desmanteladas en la Operación Vesta I.
Cambio extremo
Antes de llegar al punto de ser un objetivo judicial, Liliana se gana la vida vendiendo ropa y otra clase de artículos con los que logra mantenerse bien económicamente por mucho tiempo. Pero su ambición se expande y sus personalidad la lleva a cometer el que sería el peor error de su vida. Con aproximadamente 49 años, tres hijos y una nieta, ‘la Madame’ no se mide y monta todo un negocio de trata de personas en el que ella misma termina enredada con sus clientes. Sus servicios los ofrecía con tarjetas corporativas, como se ve en una de las fotos en donde está alardeando de los dólares y pesos que adquiere.
En uno de los videos que se viraliza en las redes sociales, tras su aprehensión, la captan también realizando actos sexuales con un hombre, delante de todos los asistentes a una rumba en yate, en la bahía de Cartagena.
Mujeres adultas
Un “harén de mujeres” alimenta su felicidad por un largo rato. Con catálogos que se encarga de distribuir internacionalmente para los eventos, suma un punto más para su largo prontuario.
Pese a que todas sus víctimas tienen la mayoría de edad, no se salva de su responsabilidad. Aún así, comercializar sus cuerpos para obtener un beneficio personal, la convierte en una explotadora sexual.
Además de tener antecedentes penales por tráfico de heroína y permanencia e ingreso irregular a los Estados Unidos, Liliana es investigada por la presunta deportación y cancelación de la visa de USA a más de 20 mujeres reclutadas por ella para sus red de servicios sexuales.
Imputación de cargos
En la tarde de ayer, la mujer es llevada a audiencias, a las que no le permiten el ingreso a los medios de comunicación. Al parecer, ‘la Madame’ se muestra muy alterada, pasando por una crisis de nervios, que hace que la diligencia se realice a puerta cerrada.
Los cargos que le imputan son el de trata de personas transnacional y nacional, teniendo en cuenta que enviaba a mujeres a fiestas en el exterior, entre las que le deportan tres mujeres en el aeropuerto de Miami, quienes irían a ejercer la prostitución en una fiesta en las Bahamas. Sin embargo, la mujer no aceptó su responsabilidad en la comisión de ese delito.
‘La Madame’ cobraba por noche una cuantía y les pagaba a las chicas un porcentaje. En medio de las investigaciones, los uniformados descubren un grupo de WathsApp llamado “Eventos Cartagena y eventos internacionales”, por donde otorgaba los servicios.
Trata de personas
Artículo 18. El que capte, traslade, acoja o reciba a una persona dentro del territorio nacional o hacia el exterior, con fines de explotación, incurrirá en prisión de trece (13) a veintitrés (23) años y una multa de ochocientos (800) a mil quinientos (1.500) salarios mínimos legales mensuales vigentes.
Para efectos de este artículo se entenderá por explotación el obtener provecho económico o cualquier otro beneficio para sí o para otra persona, mediante la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre, la explotación de la mendicidad ajena, el matrimonio servil, la extracción de órganos, el turismo sexual u otras formas de explotación.
El consentimiento dado por la víctima a cualquier forma de explotación definida en este artículo no constituirá causal de exoneración de la responsabilidad penal.
