La morgue de Medicina Legal en Zaragocilla está llena. Algunos lloran, otros murmuran y unos pocos miran a lo lejos.
Todos son familiares de Luis Miguel Jiménez Orozco, el sparring de la buseta de Olaya Herrera que falleció el lunes en la tarde. En medio de su dolor, un familiar manifiesta que no dirán mucho sobre lo sucedido.
“Lo que salió, salió”, dice con voz de tristeza.
Trabajador inusual
Q’hubo conoció que Luis Miguel residía en Chapacuá y que esparriaba cuando se lo pedían.
“Pues, solo les puedo decir que él no se dedicaba a eso. Solo lo hacía cuando los amigos se lo pedían. Le decían que los acompañara a dar una vuelta”, manifestó el hermano mayor de la víctima, quien no comentó nada más al respecto y pidió respeto por su dolor.
Todo indica que Elías de Jesús González Gómez, conductor de la buseta de placas UAP - 842, era muy amigo de Luis Miguel, por eso, cuando se bajó de la buseta y vio el cuerpo sin vida tendido en el suelo, soltó las lágrimas.
El accidente
Eran las 4 de la tarde del lunes, cuando el conductor iba a toda velocidad, según testigos del hecho, hacia el control que está ubicado metros más adelante de la Funeraria Lorduy.
Se dice que Luis Miguel iba en el estribo contando unas monedas para dar un vuelto, cuando el conductor giró a la derecha y él cayó. Las llantas traseras pasaron sobre su cabeza.
“Nosotros le gritamos al conductor que parara, que había matado al sparring”, dijo en su momento un pasajero.
La multitud se aglomeró alrededor de la víctima mortal, tratando de identificarlo, pero solo cuando llegaron los agentes de tránsito fue que se conoció su identidad.

