La emoción inundó a Hernán Zajar.
Por fin pudo mostrar ese inagotable talento ante sus paisanos, y festejar sus triunfos con todos los que lo vieron nacer.
Por eso por poco le salen las lágrimas con esta pasarela dedicada a esta tierra, a la que ama, la que lo inspira y lleva siempre en su corazón.
Y si sus pasarelas en Europa y Estados Unidos han sido importantes para él, sin duda esta presentación en su tierra será la que perdurará por siempre en su memoria.
¿Se imaginan la bellísima Plaza de la Concepción, con el fondo del antiguo mercado, con la música de la Rosa Momposina, viendo pasar a las modelos con Mompox reflejado en cada uno de los diseños? Hermoso y emocionante, no sólo para el diseñador sino también para los momposinos que llenaron la plaza y aplaudieron con fuerza a uno de los hijos predilectos de la llamada Tierra de Dios.
Y es que en esta colección de Zajar está reflejada Mompox. ¿Quién mejor que el diseñador para saber la importancia de la religión, de la Semana Santa, para los momposinos?
Y allí estaba las mujeres con sus rosarios, con vírgenes en los estampados de los vestidos y chalinas cubriendo el cabello en señal de respeto.
También se vieron en esta pasarela los estampados con los principales sitios arquitectónicos de Mompox, sus iglesias y las flores que adornan los balcones de estas casas que siguen firmes y aún más hermosas con el paso del tiempo.
La rosa también tuvo un gran protagonismo. Zajar sacó vestidos con mucha influencia española, con rosas rojas bordadas. Esta flor adornó los peinados de todas las modelos a lo largo del desfile.
Fue este el homenaje a la Rosa Momposina, a Edith Cabrales, una prima hermana de Cecilia, su madre, a quien el compositor José Barros dedicó está canción.
Terminó esta noche mágica, en este sitio de ensueño, gracias a la Gobernación de Bolívar que abrió el Festival de Jazz de Mompox, en su cuarta versión, con esta pasarela “La gloria de Mompox”, que no sólo fue un homenaje a Zajar, también para todos los momposinos y al talento de esta tierra.
