Si uno piensa en el horrendo sábado de enero, esto es un verdadero milagro: que Mark Kelly pueda comandar la penúltima misión del transbordador espacial y que su esposa Gabrielle Giffords lo vaya a despedir cuando parta el Endeavour. Sin embargo, eso es precisamente lo que sucederá el viernes.
Mark Kelly y Gabrielle Giffords acaparan titulares desde el 8 de enero, en que la legisladora recibió un tiro en la cabeza durante un acto proselitista en Tucson, Arizona.
La historia de amor de la pareja --la batalla de Giffords para sobrevivir a una grave lesión cerebral, sus notables progresos y la devoción de Kelly a su esposa y a la NASA-- ha hecho pasar a segundo plano el último viaje del Endeavour y el inminente fin del programa del transbordador.
De lo único que se habla es de Mark y Gabby.
“Son la pareja más linda del país”, afirmó Susan Still Kilrain, quien participó en misiones espaciales del transbordador.
El Endeavour despegará a las 15.47 (1947 GMT), horas después del casamiento del príncipe Guillermo y Kate Middleton.
En la partida estarán presentes la familia del presidente Barack Obama, legisladores y unos 40.000 invitados de la NASA. Se espera que cientos de miles presencien el despegue desde los alrededores de la base, en playas y carreteras, deseosos de ver la penúltima partida de un transbordador.
En una entrevista con Katie Couric, de CBS, Kelly dijo que los médicos habían dado el visto bueno para que su esposa viajase a Cabo Cañaveral para ver el despegue.
Pareciera que nadie puede resistir la emoción del drama que han vivido el astronauta de 47 años y la representante nacional de 40, quienes llevaban apenas tres años de casados cuando una bala en la cabeza cambió todo. El atentado fue obra de un individuo que disparó indiscriminadamente durante una presentación de Giffords en un centro comercial. Seis personas murieron y 13 resultaron heridas.
Apenas se enteró de lo que había sucedido, Kelly viajó de Houston a Tucson con sus dos hijas adolescentes y su madre.
Su copiloto en el transbordador, Gregory Johnson, también se movilizó de inmediato. Puso su casa de Houston a disposición para que pudiese ir el resto de la tripulación.
“Teníamos que lidiar con el dolor por los chicos. Mi hija estaba destrozada”, expresó.
Los seis astronautas del transbordador, todos hombres, tienen 15 hijos entre todos, de entre tres y 17 años de edad.
“Hay una gran camaradería entre los tripulantes después de 18 meses” de ensayos, declaró Johnson a la AP. “Mis hijos habían visto a Gabby varias veces y habíamos compartidos buenos momentos. Había que superar el trauma emocional. Y después había qué decidir qué hacer de allí en más”.
Kelly pensó que su esposa tendría que estar internada “dos, cuatro, seis meses”, según le dijeron el cirujano y el neurocirujano, y que él debía estar a su lado.
“Es casi seguro de que no estaré disponible” para la siguiente misión, le dijo a su jefa, Peggy Whitson.
Durante varias semanas, Johnson y el resto de los tripulantes no supieron si Kelly volaría a fines de abril o si la misión sería demorada. Continuaron la preparación a las órdenes de un comandante provisional.
Con el correr de los días, Giffords comenzó a mejorar a paso acelerado. La ayudaron su buena salud y “tal vez un poco de suerte”, expresó Kelly. “O tal vez el hecho de que la gente pensase tanto en ella y rezase por ella”.
Una tía de Kelly es monja.
Kelly se reincorporó al trabajo en febrero y se llevó a su esposa con él a un centro de rehabilitación de Houston. Es lo que ella hubiera deseado, aseguró.
Los progresos continuaron y Kelly estableció una rutina: Por la mañana, pasaba un rato con Giffords, le llevaba el diario y una taza de su latte sin grasa favorito, con canela. Luego iba al trabajo en el centro espacial y al anochecer regresaba al centro de rehabilitación.
Antes de la tragedia, los dos repartían su tiempo entre Texas, Arizona y Washington, y trataban de pasar los fines de semana juntos. Luego del ataque, se vieron todos los días.
Seguramente Giffords no será vista en público durante el despegue. Todavía no ha hecho presentaciones públicas desde el ataque.
EXPECTATIVAS
La misión está generando enorme interés, no solo porque es la última del Endeavour sino por Giffords y Kelly.
Será además la penúltima misión del programa de transbordadores. La última estará a cargo del Atlantis.
Toda la atención está enfocada en Kelly. Rara vez un astronauta acapara todo el interés antes de una misión. La única excepción tal vez fue John Glenn, cuando volvió a orbitar la Tierra a bordo del Discovery en 1998, a los 77 años de edad. Aun hoy se sigue hablando del “vuelo de John Glenn”, por más que hubo otros seis astronautas y numerosos experimentos importantes.
Este es sin duda el vuelo de Mark Kelly.
Los cinco astronautas que lo acompañaran lo apoyan como si fuesen hermanos.
Los directores de la misión dicen que las distracciones no afectarán los planes. La misión durará dos semanas, como estaba programado, e incluirá cuatro caminatas espaciales.
“He hablado mucho con Mark. Está totalmente concentrado en la misión, listo para despegar”, expresó el administrador del programa del transbordador John Shannon.
El astronauta del Endeavour Mike Fincke dice que Kelly le da un buen ejemplo al resto, todos veteranos del espacio. Para Kelly será su cuarta misión en un transbordador.
“Puede compartimentar y contar con sus tripulantes mientras lidia con las cosas con las que tiene que lidiar”, manifestó Fincke. “Mark no tiene que preocuparse. La misión se llevará a cabo”.
La mejoría de Giffords ayuda.
“Se está recuperando”, dijo el tripulante Andrew Feustel, “y eso nos permite concentrarnos en lo que tenemos que hacer”.
