La lectura no es solo un placer para la mente, sino que se trata de uno de los hábitos más beneficiosos para la salud, pues estimula la actividad cerebral y fortalece las conexiones neuronales, informó la Fundación Ace Alzhéimer Center Barcelona. Lea: Cambios cerebrales y riesgo de alzhéimer durante la menopausia: ¿qué hacer?
La lectura es beneficiosa para quienes ya padecen algún tipo de demencia porque agudiza la capacidad cognitiva y la memoria.

América Morera, responsable de la Unidad de Atención Diurna de Ace Alzhéimer Center Barcelona, aconseja fomentar el hábito de leer en voz alta y resalta: “Es importante adaptar las lecturas a las necesidades e intereses de cada paciente para conseguir que esta actividad les resulte atractiva e incluso les permita recordar aspectos o emociones vitales”.
En el análisis “El hábito de la lectura como factor protector de deterioro cognitivo” se incita a fomentar este hábito desde la infancia y mantenerlo a lo largo de toda la vida, ya que también reduce el estrés y contribuye a mejorar las rutinas de higiene del sueño cuando se practica antes de dormir.
Nuestro cerebro necesita mantenerse activo y ser ejercitado, por ello la lectura contribuye a incrementar nuestra reserva cognitiva. Esta reserva permite compensar y tolerar mejor los cambios ocasionados por determinadas patologías asociadas a la edad o enfermedades neurodivergentes como el alzhéimer. Lea: ¡Puede aparecer a los 30! Alzhéimer precoz, una realidad poco frecuente
Recomendaciones para prevenir la demencia$>
Además de la lectura, otros factores que incrementan la reserva cognitiva y protegen su deterioro son el nivel educacional, el estilo de vida y las actividades de ocio.
Ace Alzhéimer Center Barcelona sugiere seguir estas cuatro pautas para prevenir enfermedades como el alzhéimer:
Seguir aprendiendo: conocer cosas nuevas favorece nuestra plasticidad neuronal, la cual nos permite adaptarnos a diferentes entornos.
Ser activos socialmente: nos ayuda a mantener la actividad cognitiva reforzando capacidades como el lenguaje, habilidades sociales o la memoria, además de mantenernos en un correcto estado de ánimo.
Realizar actividades: aquellas que tienen una meta u objetivo definido, como pueden ser los juegos de mesa.
Romper la rutina: llevar una vida organizada disminuye el estrés, el problema es que cuando automatizamos las actividades se disminuye nuestra activación cerebral.