Diciembre suele presentarse como un mes de unión, festividades y celebraciones familiares. No obstante, distintos profesionales de la salud mental recuerdan que este periodo también puede remover emociones difíciles y agudizar estados de vulnerabilidad que muchas personas atraviesan de manera silenciosa.
El duelo, la nostalgia y el estrés acumulado suelen manifestarse con mayor intensidad justo cuando el entorno social impulsa una idea permanente de alegría.
Organismos como la Organización Mundial de la Salud señalan que el 5,7 % de los adultos vive con depresión, mientras que la Asociación Americana de Psicología advierte que, para quienes ya enfrentan esta condición, los síntomas pueden incrementarse hasta en un 70 % durante la temporada decembrina. Estas cifras refuerzan la importancia de mirar más allá del espíritu festivo y reconocer que diciembre no siempre es sinónimo de bienestar. Lea: ¿Por qué El Grinch no pasa de moda? la criatura revela la verdad de Navidad
A esto se suma la presión social por cumplir expectativas familiares, el cierre de año que propicia evaluaciones personales y un contexto económico que también genera tensiones. Todos estos factores pueden impactar de manera directa el estado emocional de quienes llegan agotados al final del calendario.
Señales de alerta emocional que suelen aparecer en Navidad
Según la psicóloga y docente de Adipa, Diana Riaño, es clave prestar atención a cambios en hábitos o comportamientos que podrían indicar un deterioro emocional. “Cuando una persona empieza a aislarse, perder interés en lo que antes disfrutaba, o presenta cambios drásticos en el sueño, el apetito o la concentración, suele ser señal de que necesita apoyo”, explica la experta.
La especialista destaca que el contraste entre la idea colectiva de bienestar y la realidad individual puede generar frustración o tristeza. Los recuerdos familiares, las ausencias recientes o antiguas y la presión por mostrarse bien ante los demás actúan como detonantes durante esta época.
Recomendaciones para afrontar diciembre con menos presión
Riaño subraya que enfrentarse a esta etapa implica reconocer los límites personales y disminuir las exigencias. “Las claves están en bajar las expectativas, permitirnos sentir lo difícil y elegir solo los espacios que realmente nutren. Crear rituales de calma, pedir apoyo y proteger la paz emocional son pilares fundamentales”, afirma.
Entre las sugerencias se encuentran priorizar actividades que generen tranquilidad, evitar compromisos que causen incomodidad, buscar espacios de descanso, expresar las emociones sin culpa y apoyarse en redes familiares o profesionales cuando sea necesario.
En hogares donde se vive un duelo, los especialistas recomiendan acompañar sin presionar, ofrecer escucha activa y validar las emociones que surgen. La ausencia de un ser querido suele intensificarse en estas fechas y, por ello, es importante evitar frases que minimicen lo que la otra persona siente. Reconocer el dolor y promover la búsqueda de apoyo profesional puede evitar que las emociones se profundicen.
Diciembre continúa siendo un mes cargado de simbolismos, pero también puede ser un periodo de sensibilidad emocional para muchos. Comprender esta dualidad y actuar con empatía permite construir celebraciones más humanas, respetuosas y conscientes de la diversidad de experiencias que coexisten durante la Navidad.