El agotamiento laboral dejó de ser una experiencia aislada para convertirse en un problema estructural de salud pública en América Latina. Ese fue el mensaje central del III Congreso Iberoamericano para Prevenir el Burnout, celebrado en Cartagena de Indias, donde más de 150 especialistas, líderes y profesionales de sectores esenciales se reunieron para analizar el crecimiento del síndrome y proponer acciones urgentes que frenen su impacto en el bienestar, la productividad y la sostenibilidad de las organizaciones.

Bajo el lema “Liderazgo y eficiencia: Más humanos que nunca”, el Congreso, auspiciado por la Fundación Vacation is a Human Right (VIAHR), reunió participantes de países como Colombia, Estados Unidos, España, México, Argentina, Chile y República Dominicana. En el evento se dejó claro que el burnout ya no es un problema individual, sino un desafío regional que exige transformaciones profundas en la manera en que se diseña y se vive el trabajo.
Un fenómeno que avanza rápidamente en la región
El burnout, reconocido por la Organización Mundial de la Salud como un fenómeno ocupacional, continúa expandiéndose en América Latina. En Colombia, el 13 % de los trabajadores reporta estrés crónico asociado a su labor, una cifra que se dispara en sectores de alta demanda como salud, educación y servicios esenciales, donde investigaciones han identificado síntomas de agotamiento en hasta el 59,8 % del personal.
El impacto económico también es crítico. La depresión y la ansiedad —condiciones que suelen acompañar el burnout— generan pérdidas globales de productividad cercanas a un billón de dólares al año y más de 12 mil millones de días laborales perdidos.

Expertos de la OPS y la OMS señalaron durante el encuentro que este síndrome no se explica únicamente por factores individuales, sino por condiciones estructurales como trabajo precario, alta informalidad, sobrecarga laboral y baja inversión en salud mental. Por ello, recomiendan identificar señales tempranas en personas y equipos —como agotamiento persistente, irritabilidad, errores frecuentes, ausentismo y presentismo— que activen respuestas organizacionales más sólidas.
La atención fragmentada, un detonante silencioso del agotamiento
En medio de este panorama, especialistas destacaron otro factor que acelera el desgaste: la cultura laboral hiperconectada y saturada de interrupciones. Según explicó María Méndez, presidenta de VIAHR, muchos trabajadores no se agotan por “hacer demasiado”, sino por cambiar de tarea constantemente, un fenómeno que la psicología cognitiva describe como “coste por cambio de tarea”. Cada cambio genera lentitud, más errores y un aumento sostenido del estrés.
La experta advierte que estas micro-interrupciones —mensajes, notificaciones, reuniones improvisadas o cambios abruptos de prioridad— fragmentan la atención y reducen la eficiencia. Incluso cuando las personas “aceleran” para compensar, terminan más cansadas y menos satisfechas con su trabajo.
Méndez subraya la importancia de crear bloques de foco, diseñar transiciones claras entre tareas y aplicar pausas breves sin pantallas, prácticas que actúan como “reinicios” del sistema atencional y reducen el desgaste acumulado. Además, recuerda que el foco y el descanso no son privilegios, sino herramientas preventivas clave para frenar la progresión hacia el burnout.
Soluciones propuestas para el burnout
Durante el Congreso, el empresario argentino Mario J. Paredes destacó que las políticas empresariales más efectivas para prevenir el agotamiento incluyen flexibilidad horaria para quienes cuidan hijos o adultos mayores, apoyo psicológico gratuito en momentos críticos, mecanismos de diálogo para coordinar descansos, actividades que fortalezcan el sentido de equipo y comunicación interna transparente. También resaltó el impacto positivo de programas de manejo del estrés, mindfulness y pausas activas.
Según el experto, invertir en bienestar no debe entenderse como un gasto adicional, sino como una estrategia de competitividad, que además requiere un liderazgo empático, consciente y equilibrado entre resultados económicos y salud humana.
El congreso concluyó con un mensaje contundente: es urgente cambiar la forma en que trabajamos para que el empleo no cueste la salud. Los participantes coincidieron en que la región necesita avanzar en legislaciones que incluyan riesgos psicosociales, metas de reducción de burnout y políticas que reformen las estructuras laborales.
Por su parte, VIAHR reafirmó su misión de impulsar educación, asesoría, políticas y experiencias de descanso que permitan prevenir el agotamiento laboral en empresas, instituciones y comunidades de toda la región.

