Detectar el cáncer de mama en sus primeras etapas puede marcar la diferencia entre un tratamiento exitoso y uno más complejo. Pero no todos los exámenes sirven para lo mismo ni se realizan en las mismas circunstancias.
El oncólogo clínico Alfredo Acevedo Ramos, del Hospital Serena del Mar, explica cómo funcionan las principales pruebas diagnósticas y qué significan sus resultados.
Mamografía: el examen principal
La mamografía es el estudio de elección para detectar cáncer de mama de forma temprana”, señala Acevedo".
Alfredo Acevedo Ramos
Este examen, que utiliza rayos X, está indicado en mujeres mayores de 35 años con hallazgos anormales durante la valoración médica. Mientras tanto, en una paciente sin síntomas, entre los 50 y 69 años cada dos años.
Ecografía y resonancia: exámenes complementarios
La ecografía mamaria usa ondas de sonido para generar imágenes del tejido. Se recomienda en mujeres de cualquier edad con hallazgos clínicos sospechosos o para complementar una mamografía.
Es especialmente útil en mujeres con mamas densas, donde las lesiones pueden pasar inadvertidas”,
Alfredo Acevedo Ramos.
La resonancia magnética, por su parte, se reserva para casos específicos: pacientes con alto riesgo genético o lesiones que requieren una evaluación más detallada. “No se realiza de rutina, sino cuando hay indicaciones claras”, aclara Acevedo.

¿Cómo interpretar los resultados?
Según el especialista, los informes de las ecografías y mamografías suelen ser reportados de acuerdo con el sistema de BI-RADS (Sistema de Informes y Registro de Datos de Imagen de la Mama). Fue creado por el Colegio Americano de Radiología para unificar las descripciones generadas por los radiólogos al realizar este tipo de imágenes.
Consta de 7 categorías:
La categoría 0 determina la necesidad de hacer estudios adicionales,
- La categoría 1 se refiere a una mamografía normal,
- La categoría 2 corresponde a hallazgos benignos,
- La categoría 3 a hallazgos probablemente benignos.
- De la categoría 4 en adelante se considera una probabilidad variable de que la lesión identificada sea maligna, es decir, que se trate de cáncer de mama
“El número no es un diagnóstico final, sino una guía para definir la conducta médica”, subraya Acevedo, quien insiste en que los resultados deben ser revisados siempre por el médico tratante.
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Biopsia: cuando se requiere confirmación
La biopsia se realiza cuando hay una lesión sospechosa. Consiste en extraer una muestra del tejido con una aguja para analizarla en laboratorio. Según el Manual Nacional de Prevención y Detección Temprana de Cáncer de Mama (2025), se recomienda biopsiar las lesiones clasificadas como BI-RADS 3 de reciente aparición, en pacientes mayores de 50 años o con factores de riesgo, así como todas las clasificadas como BI-RADS 4 o 5.
“Es el examen que confirma o descarta la presencia de cáncer”
Explica Acevedo.
Exámenes confiables, pero no infalibles
Aunque las pruebas de diagnóstico son confiables, pueden presentarse falsos negativos —cuando no se detecta un cáncer existente— o falsos positivos, cuando una lesión sospechosa resulta benigna.
“Esto puede ocurrir en mujeres con mamas densas, por eso a veces es necesario complementar la mamografía con ecografía o resonancia”, señala el oncólogo. En general, si el resultado es normal, el examen debe repetirse cada dos años.
Nuevos tratamientos, más personalizados
En los últimos años, los avances terapéuticos han transformado el manejo del cáncer de mama. “Hoy contamos con medicamentos distintos a la quimioterapia convencional, como los inhibidores de ciclina, la inmunoterapia y los anticuerpos conjugados”, comenta Acevedo. Estos tratamientos, más específicos y con menos efectos secundarios, han mejorado la supervivencia y la calidad de vida de las pacientes.
“Cada caso es distinto, y el tratamiento debe adaptarse al tipo de tumor y a las características de la paciente”.
Concluye el especialista.

