La Organización Mundial de la Salud (OMS), decretó en el 2003 que el 10 de septiembre es el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. Esta fecha se conmemora anualmente con diversas jornadas de apoyo, actividades, charlas, caminatas y espacios para generar conciencia sobre este riesgo.

Según la OMS, más de mil millones de personas a nivel global sufre algún tipo de desorden mental, sobre todo ansiedad y depresión que se han convertido en el principal factor que lleva a una persona a quitarse la vida, las cifras de esta organización revelan que al menos 727.000 personas al año acaban atentando contra su vida.
Ante esta situación, El Universal conversó con el psicólogo Mateo Oicatá, de la IPS Niños de Papel, quien compartió consejos y datos importantes que vale la pena recordar no solo en este mes, sino siempre.
“La persona que intenta acabar con su vida o lastimarse busca aliviar un malestar; de ahí la importancia de las redes de apoyo: la familia, los amigos, los compañeros…”, explica Oicatá.
Además, explica que la gran mayoría de personas dan señales en su discurso: “estoy cansado”, “quisiera desaparecer”, “quiero dejar las cosas listas antes de viajar”, y comentarios de este tipo acaban siendo señales claves para prevenir esta situación.
Claves para prevenir el suicidio
El humor también acaba siendo un gran aliado, las personas tienden a ocultar sus sentimientos y exteriorizarlos por medio de chistes. “Por eso las campañas de prevención al suicidio y la importancia de la psicoeducación que ayuda a romper esos tabúes, esos mitos con respecto al sentirse mal para que todos podamos hablar abiertamente de nuestros sentimientos sin sentirnos juzgados”.
La escucha acaba siendo un salvavidas en la mayoría de los casos: “Si llegamos a tener sospechas o indicios claves: escuchar incondicionalmente, no juzgar lo que escuchamos, no ponernos en su lugar y hacer comparaciones como ‘si yo fuera tú’, porque hay que entender la forma como esa persona especifica lo está sintiendo, no hay que aconsejar, debemos validar, aunque para uno no sea grave debemos verlo desde el cómo esa persona lo sufre y lo percibe”. No cabe duda que “el escuchar es una ventana de apoyo”. Le recomendamos leer: 10 señales de alerta del suicidio que todos deben conocer
Romper los mitos ayuda a salvar vidas
Es importante romper los mitos. El experto señala que las personas que expresan sentirse mal, sentirse tristes o estar pensando en acabar con sus vidas deben ser tomadas enserio y que no es lo correcto pensar que “si lo dice es porque no lo va a hacer”.
Asimismo, alerta que prejuicios sociales, como asociar el llanto con la debilidad, terminan agravando el problema. “Muchas personas no exteriorizan lo que sienten: lo guardan, sufren en silencio y, cuando ya es tarde, nos preguntamos: ¿Qué pasó? Y es que nadie los escuchó”.
El escuchar y validar los sentimientos de nuestros familiares y amigos puede ayudar a disminuir la cifra de suicidios.

“Tristemente no entendemos que no hay emociones negativas, son agradables o son desagradables y son validas. No se puede invalidar una emoción pensando que las personas que se intentan suicidar solo quieren atención”, explica.
En este punto, Oicatá plantea una pregunta clave: “¿Quién, al sentirse triste, no quisiera atención o ayuda?”. Además, vuelve a subrayar la importancia de validar y escuchar a las personas.
Independientemente de si hay señales o no las hay, lo importante es no olvidar que siempre es mejor prevenir que lamentar. El psicólogo de Niños de Papel lo asegura de esta forma: “Muchas veces ignoramos estos factores, pero creo que a ninguno de nosotros nos gustaría que fuera un familiar o un amigo, siempre es mejor prevenir que lamentar”. Lea también: Aumenta suicidio en colegios de Bogotá: pandemia dejó secuelas graves
Oicatá concluye con un mensaje contundente: es necesario desmontar prejuicios como la idea de que “hay que echarle ganas”, pues no siempre se trata de voluntad, sino de limitaciones emocionales y psicológicas que requieren guía, enseñanza y acompañamiento. En ese sentido, la sociedad está llamada a construir entornos más humanos, donde la comprensión sea un valor cotidiano.
Finalmente, Oicatá subraya la importancia de un gesto que parece sencillo, pero que exige compromiso: escuchar. “Escuchar es difícil, escuchar no es fácil, demanda tiempo, empatía, energía, pero vale la pena a corto, mediano y largo plazo”.

