La salud mental se ha convertido en un tema central en el debate público, especialmente por el aumento de trastornos como la ansiedad y la depresión. Para Timanfaya Hernández, decana del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, la clave está en acercar el lenguaje psicológico a la sociedad. “Necesitamos poner todo lo que hacemos desde la psicología en palabras de andar por casa”, afirma.
Con formación en psicología sanitaria y forense, Hernández subraya la importancia de normalizar el cuidado emocional sin psicopatologizar todo malestar. “No todo lo que nos pasa es una patología, pero tampoco todo puede resolverse sin ayuda profesional”, sostiene. Asegura que aún existen barreras de acceso a la atención psicológica, y que la soledad, en una sociedad hiperconectada, es uno de los mayores desafíos.
Timanfaya Hernández: “Hablemos de salud mental con palabras simples”
Ser la primera mujer al frente del Colegio de la Psicología representa para ella una responsabilidad y un reconocimiento a las psicólogas que han contribuido al desarrollo de la profesión. “Es una forma de agradecer a tantas compañeras que han estado trabajando durante tanto tiempo”, comenta.
Entre los retos actuales, destaca la baja tolerancia al sufrimiento, potenciada por un estilo de vida acelerado y la inmediatez digital. “Cada vez estamos más acostumbrados a no esperar, ni siquiera de nuestros entornos más cercanos”, advierte. Esta impaciencia genera frustración y puede afectar los vínculos afectivos y familiares.

En cuanto a los jóvenes, Hernández manifiesta preocupación por los patrones relacionales y el incremento de formas de violencia, incluidas las digitales. Aunque reconoce una juventud muy valiosa, advierte sobre el impacto de la sobreexposición a la pornografía y la distorsión de la vivencia sexual. “Estamos perdiendo la parte emocional y humana de las relaciones sexuales”, señala.
Sobre las relaciones tóxicas, explica que una relación sana se percibe con claridad: cualquier forma de control o humillación debe ser tomada como alerta. Insiste en que no se trata solo de violencia física o psicológica, sino de nuevas formas de control que emergen en el ámbito digital.
Desde su rol como psicóloga forense, Hernández aclara que esta especialidad aún es poco conocida. Su labor consiste en asistir al sistema judicial mediante evaluaciones psicológicas estructuradas, tanto de víctimas como de acusados. Subraya la importancia de que esta disciplina esté regulada, con profesionales formados y certificados.
En relación con la muerte, critica la visión tanatofóbica de la sociedad. “Ocultamos la muerte porque nos causa miedo. Negarla no ayuda”, reflexiona. Para ella, la felicidad está más relacionada con la calma y la coherencia que con la euforia constante.
Por último, señala que los psicólogos también deben cuidar su salud mental. “Nos afectan las cosas como a cualquier persona. Tenemos que establecer rutinas, compartir experiencias y acudir a terapia cuando sea necesario”, concluye.
Hernández defiende una visión humana y accesible de la psicología, una que se acerque a la realidad de las personas y contribuya a una sociedad más empática y consciente.