Las alucinaciones y los delirios pueden ser provocados por enfermedades mentales como la esquizofrenia, la demencia, el Parkinson o el Alzheimer, así como por el cáncer en etapa avanzada.
Familiares y cuidadores se enfrentan a quienes los padecen y, en ocasiones, estos episodios los superan. En esta realidad, todos deben velar por el cuidado de su salud mental y física. Por ello, la psiquiatra Laura Villamil Cortés brinda recomendaciones prácticas para enfrentar estos episodios y controlar la enfermedad. Lea: Cómo promover independencia y autonomía en personas con alzhéimer
La experta asegura que, ante un diagnóstico, la psicoterapia debe ser una prioridad tanto para el paciente como para los familiares. Conocer la enfermedad en todas sus aristas les dará una guía ante situaciones que los sobrepasen. La psicoeducación y la buena práctica del tratamiento ayudarán a que las alucinaciones y los delirios no sean tan intensos ni deriven en comportamientos agresivos.
Cuando las personas con Alzheimer tienen una alucinación, ven, oyen, huelen, saborean o sienten algo que en realidad no está ahí. Es fundamental que el cuidador se mantenga tranquilo. Lea: La lectura, hábito recomendado para prevenir el alzhéimer
Guía práctica para manejar el delirio y las alucinaciones
“Las emociones se transmiten a través de las neuronas espejo, que son células cerebrales que se activan cuando observamos o realizamos una acción. Por eso, es importante contagiar tranquilidad en medio de un episodio. Aprender a regular nuestras emociones ayuda al paciente a regularse, y el contacto físico es importante”, explica la experta.
Además, recomienda evitar corregir la conducta, ya que esto puede generar una reacción agresiva. Es conveniente seguir la confabulación hasta cierto punto, sin reafirmar lo que el paciente está experimentando. En su lugar, se pueden usar frases como: ‘No voy a dejar que nada malo te pase’, preguntarle cómo se siente y ayudarlo a esclarecer los hechos.

Villamil Cortés también sugiere que el cuidador recurra a actividades que le gusten al paciente para distraerlo. El arte y la música son grandes aliados, al igual que un cambio de entorno, lo que puede darle una percepción diferente de la situación.
“En la psicoeducación se habla mucho de este tema, pero a veces las familias no le prestan atención. Una sola persona no puede asumir toda la responsabilidad del cuidado del paciente; debe crearse una red de apoyo entre los seres queridos. Todos llegaremos a la vejez y eso nos hace más vulnerables”, concluye la experta. Lea: 10 señales de advertencia de la enfermedad de Alzheimer
Diferencia entre las alucinaciones y los delirios
A diferencia de las alucinaciones, que son percepciones sensoriales falsas y vivenciales, los delirios se basan en ideas, pensamientos o creencias que no corresponden con la realidad. Mientras que la persona que alucina experimenta, interactúa o reacciona ante algo inexistente, quien sufre un delirio mantiene una convicción errónea sin evidencia que la respalde.