Yulexis Rodríguez llegó a Cartagena de Indias de la mano del padre de sus hijos en busca de un mejor futuro para su familia. Ama su municipio, El Copey, Cesar, pero está agradecida con el Corralito de Piedra por todo lo que le ha dado, aunque su vida, desde hace más de 4 años, esté sujeta a una inusual condición médica que afecta su calidad de vida y la de sus hijos.
Rodríguez sufrió un accidente vehicular mientras se movilizaba en bicicleta y, tras su recuperación, se convirtió en paciente neurológica debido a fuertes dolores de cabeza que todavía persisten.
Ella manifiesta que el accidente, ocurrido hace más de 12 años, desencadenó todo, pues su madre asegura que fue una niña muy sana. Asimismo, cuenta que después de haber superado el Covid-19, sus síntomas aumentaron.
Los síntomas se intensificaron. Ya no solo eran los dolores de cabeza, sino que, al realizar movimientos o actividades de esfuerzo, experimentaba vértigo, hasta que un día comenzaron los temblores en las piernas y los movimientos involuntarios en sus extremidades inferiores y superiores. Hoy en día, le cuesta realizar actividades cotidianas como escribir, pero, ante las limitaciones, Yulexis decide retarse a sí misma y documentar su viacrucis en una bitácora.
Aunque ha visitado a diferentes médicos y se ha sometido a diversos estudios, aún no hay una respuesta clara sobre el origen de sus padecimientos, aunque sí algunas pistas sobre lo que podría estar ocurriendo. Con muletas o en silla de ruedas, Yulexis Rodríguez enfrenta la vida con alegría y calma, consciente de que debe vivir un día a la vez, pero luchando contra las barreras que su cuerpo le ha impuesto.
Lo que arrojan los estudios de Yulexis Rodríguez
A Yulexis Rodríguez le realizaron el estudio de la marcha en cuatro fases, que analiza el comportamiento de los pies, las rodillas, la columna y la cadera al caminar, este mostró una alteración en la coordinación muscular lo que provoca una marcha torpe e irregular, movimientos descontrolados de las extremidades inferiores, pérdida del equilibrio, dificultad para hablar y para tragar.

Hablan los expertos sobre los movimientos involuntarios
Consultamos a Eva Puello, neuróloga clínica de Neurodinamia y egresada de la Universidad de Cartagena, sobre la ataxia y otros trastornos del movimiento involuntario.
Es importante aclarar que la ataxia es una alteración del control motor que provoca movimientos involuntarios y puede afectar la capacidad de caminar, mantener el equilibrio, coordinar los movimientos de las manos y el habla.
Esta condición se origina por un daño en el cerebelo, la región del cerebro responsable de la coordinación muscular y sus conexiones.
Puello explica que la ataxia puede tener un origen genético, causado por mutaciones, o desarrollarse a raíz de un accidente cerebrovascular, tumores, esclerosis múltiple, enfermedades degenerativas, consumo excesivo de alcohol o el uso de ciertos medicamentos.
Destaca también que la ataxia genera una afección visible en el cerebelo, mientras que la marcha atáxica es una alteración de la movilidad, pero no necesariamente implica un daño estructural.
Por otro lado, los trastornos del movimiento son afecciones del sistema nervioso que afectan la movilidad. Si la persona puede controlarlos, se consideran movimientos voluntarios; si no, son involuntarios. Es en este último grupo donde se encuentra Yulexis Rodríguez.
Para tratar estas alteraciones, que están vinculadas al sistema neurológico, los especialistas en salud se basan en los resultados de los exámenes clínicos. En casos como el de Rodríguez, su objetivo principal es mejorar la calidad de vida del paciente.
A pesar de que esta mujer de 38 años y madre de tres hijos ha consultado a múltiples especialistas, su historial médico aún no ofrece respuestas claras sobre lo que padece.
“Esto es lo más sufrido, duro y desgastante que he enfrentado. No solo me afecta a mí, sino a toda mi familia, porque hasta la actividad más sencilla para mí es un gran reto. Yo busco dar a conocer lo invisible y que, si alguien vive algo similar, pueda entender que hay una vida por vivir, aunque llena de retos”, concluye.