¿Cómo te recuerdas a los tres años? ¿Qué recuerdos vienen a tu mente? ¿Cómo evocas tu infancia? Juan José Mejía responde a estas preguntas con serenidad. En su memoria, guarda aquel instante en que una visita al médico transformó su vida de manera radical. Este joven de 22 años, oriundo de Cali y residente en Cartagena de Indias, es el autor de Fuego sagrado, un libro en el que revela cómo enfrentó esa etapa de su vida y cómo hoy es un ejemplo de resiliencia y fe.
A los tres años, Juan José fue diagnosticado con enfermedad de Ollier o encondromatosis múltiple. Una afección que, según reseña la Clínica Mayo, causa crecimientos óseos no cancerosos (encondromas) en el cuerpo. A veces, estos crecimientos se convierten en condrosarcomas que están tipificados como tumores malignos que también comienza en los huesos.
El solo dictamen enmudeció a todos en aquel consultorio. Luisa, la mamá de Juan José, intentaba lucir calmada mientras su esposo agarraba con fuerza a ese pequeño fruto de un amor de más de 27 años. El doctor habló con claridad: Juan requería varias intervenciones quirúrgicas y debía someterse de manera periódica a tamizajes, resonancias, radiografías y tomografías. Todo eso tenía que afrontarlo un niño de tres años.
En entrevista con Facetas, el autor de Fuego sagrado recuerda esos días como una etapa ‘dura’ pero llena de amor, protección y apoyo. “Fue un proceso bastante doloroso tanto físico como emocional porque yo veía a los otros niños jugar, saltar, correr… mientras a mí me tocaba pasar cuatro meses del año en silla de ruedas, después terapias, luego tenía que aprender de nuevo a caminar. Y uno de niño no entiende mucho. Yo siempre me cuestionaba y las terapias casi que eran un trauma (…) Lo interesante es que mis papás hicieron lo posible para que yo no me sintiera limitado. Mi mamá me llevaba a los parques cuando tenía los yesos y yo me trepaba a los árboles. Fue una buena niñez. Yo me divertía mucho porque encontré también otras actividades y pasiones”.

En uno de los capítulos del libro, Juan José rememora cómo las cirugías y los postoperatorios acaparaban la mayor parte de su infancia y adolescencia. Había días de días, y él solo esperaba que el ‘mal rato’ acabara pronto.
“Siempre tenía la esperanza de que fuera la última operación, sin embargo, la noticia llegaba por sorpresa y en el momento menos esperado. La historia se repetía una y otra vez. El doctor que me atendió durante 15 años llamaba a mi mamá a informarle que era el momento de una nueva intervención”, reseña en Fuego sagrado.
Con el paso de los días, Juan José logró resignificar la palabra ‘adversidad’ y encontró la motivación necesaria para seguir adelante y vencer la batalla contra la encondromatosis múltiple. “Comprendí que las adversidades nos ayudan a evolucionar, nos fortalecen y nos hacen conscientes de que todo parte de un plan divino. Aprendí a no rendirme y a tener la firme convicción que mi proceso iba a terminar muy bien. Empecé a tener una relación más cercana con Dios”.

La encondromatosis múltiple está clasificada como una enfermedad rara, su prevalencia es de 1/100.000 personas y, de acuerdo con la Revista Argentina de Medicina, la detección temprana de una lesión transformada es unos de los retos más difíciles en la atención de estos pacientes. “Para corregir esta deficiencia fui sometido a 17 cirugías antes de cumplir los 16 años. Incluso, eso es un aproximado, porque era una o dos cirugías por año”, cuenta ‘Juanjo’, como le llaman de cariño sus familiares y amigos.

El fuego sagrado
Después de una extenuante jornada como vendedores de paneles solares, Juan José y su hermano, Juan David, decidieron reflexionar sobre su futuro, ya que no se sentían satisfechos con la idea de dedicarse a este oficio el resto de sus vidas. Así surge la idea de plasmar la experiencia de la enfermedad en un libro.
“¿Por qué no escribes un libro de tu historia?, me dijo mi hermano y solo hasta ese momento entendí que mi historia podría servir de ayuda a miles de niños y niñas que pueden estar pasando por lo mismo”, recuerda.
En ese proceso, el joven conoció a Juan José Ordóñez, un tocayo que llegó a su vida para convertirse en su mentor y amigo. “El profe era preparador físico de fútbol. Había trabajado con Junior FC S. A. de Barranquilla, en el Medellín y otros equipos, y nos hablaba de temas como la física cuántica, la ley de atracción, y hacíamos afirmaciones. Por ejemplo, si yo quería jugar al fútbol, mi afirmación era: ‘Yo estoy jugando al fútbol’. El secreto no es solo afirmar, sino estar convencido de que así es”, cuenta.

Y añade: “Puedes usar esto para recuperarte físicamente y también para cumplir cualquier meta en la vida, tanto material como espiritual”. Juan José Mejía tiene claro que en la vida “no es lo que te toca, sino lo que escoges”. “El secreto es estar en el presente y vivir cada momento como si fuera el último y agradecer lo que el universo te ha dado, sin sufrir por lo que no tienes”, expresa entre las reflexiones finales en su libro. Y es que precisamente este joven de 22 años pide a todas las personas que puedan leer su libro y conocer su historia: activar su fuego sagrado. “Despierta ese poder infinito que tienes en tu interior: esa voluntad, esa fuerza interna de querer algo e ir por ello”, dice con entusiasmo.