Las pastillas son uno de los principales métodos anticonceptivos de muchas mujeres. Este tipo de medicamentos también se recetan como tratamientos para controlar los desbalances hormonales y controlar los síntomas relacionados con la menstruación, los calambres, el acné y los cambios de humor.
No obstante, estudios científicos aseguran que un 10% de las mujeres que toman anticonceptivos hormonales tienen una gran probabilidad de sufrir depresión. Dado que las hormonas, el estrógeno y la progesterona, son determinantes para la salud del cerebro. Lea también: Cuida tus encías: recomendaciones para prevenir enfermedades
Natalie C. Tronson, profesora asociada de psicología, Universidad de Michigan, en Estados Unidos, estudia la neurociencia del estrés y los procesos relacionados con las emociones y unió sus resultados con las diferencias sexuales en la vulnerabilidad y la resiliencia a los trastornos de salud mental, obtenidos en un estudio diferente.
Para la docente es importante entender cómo los anticonceptivos hormonales afectan el estado de ánimo y así ayudar a los miles de mujeres que los toman como tratamientos médicos y tienen que experimentar efectos positivos o negativos. Lea también: Antibióticos naturales hallados con Inteligencia Artificial

Así funcionan los anticonceptivos hormonales:
En países occidentales, los anticonceptivos hormonales, lo que muchos llaman “la píldora”, es una combinación de un estrógeno sintético y una progesterona sintética. Dos hormonas asociadas en la regulación de las etapas del ciclo menstrual, la ovulación y el embarazo. Lea también: Tu microondas podría albergar bacterias: conoce qué hacer
El estrógeno es el encargado de coordinar la liberación de otras hormonas y la progesterona mantiene el embarazo. Y aunque para muchos es contradictorio que las hormonas naturales necesarias para el embarazo también lo previenen, Tronson explica que los ciclos hormonales están estrictamente controlados por las propias hormonas. “Cuando los niveles de progesterona aumentan, se activan procesos en las células que detienen la producción de más progesterona. A esto se le llama ciclo de retroalimentación negativa”.
El ciclo hormonal se puede alterar y cada hormona involucrada hace parte de la ovulación, la menstruación y el embarazo.
El estrógeno y la progesterona de la píldora, implantes o anillos vaginales, hacen que el cuerpo disminuya la producción de esas hormonas, hasta el punto de reducirlas a altos niveles para que no se abra la ventana fértil del ciclo. Lea también: Enfermedades que puede identificar en la cita con el odontólogo
Efectos de los anticonceptivos hormonales en el cerebro
“El cerebro, específicamente un área llamada hipotálamo, controla la sincronización de los niveles de hormonas ováricas. Aunque se les llama “hormonas ováricas”, los receptores de estrógeno y progesterona también están presentes en todo el cerebro”, asegura Natalie C. Tronson.
Tanto el estrógeno como la progesterona afectan significativamente las neuronas y los procesos celulares que no están relacionados con la reproducción. Un ejemplo claro es el papel que desempeña el estrógeno en el control de la formación de la memoria y es un protector del cerebro contra daños. Además, la progesterona tiene como tarea ayudar a regular las emociones. Lea también: Científicos desarrollan fármaco que revertiría daño causado por esclerosis múltiple
Los anticonceptivos hormonales afectan algo más que los ovarios y el útero.
Por lo tanto, al cambiar los niveles de estas hormonas, de manera mecánica y externa con tratamientos médicos, en el cerebro y el cuerpo, los anticonceptivos pueden modular el estado de ánimo de manera que las personas no puedan identificarse.
El estrés como agente activo
Estas dos hormonas también regulan la respuesta física y mental ante el estrés, donde el cuerpo entra en la discusión interna de la “lucha o huida” ante desafíos de la vida.
“La principal hormona implicada en la respuesta al estrés (el cortisol en humanos y la corticosterona en roedores, abreviadas como CORT) es una hormona metabólica, lo que significa que el aumento de los niveles sanguíneos de estas hormonas durante condiciones estresantes provoca una mayor movilización de energía de las reservas de grasa”, expone la profesora.
Añade que: “la interacción entre los sistemas de estrés y las hormonas reproductivas es un vínculo crucial entre el estado de ánimo y los anticonceptivos hormonales, ya que la regulación de la energía es extremadamente importante durante el embarazo”. Lea también: ¿Se puede prevenir la demencia? Herramientas para combatir la enfermedad

Así que Tronson responde a la pregunta que las mujeres estudiadas le hacían: ¿cómo es la respuesta ante el estrés de una persona que toma anticonceptivos hormonales?
“Cuando se exponen a un factor estresante leve –como poner un brazo en agua fría, por ejemplo, o al levantarse para dar un discurso público-, las mujeres que usan anticonceptivos hormonales muestran un aumento menor en CORT que las personas que no los utilizan”.
Alto impacto en la depresión
Muchas mujeres creen que si toman anticonceptivos hormonales, sufrirán de depresión como consecuencia principal. Se explica que el incremento del riesgo puede variar entre individuos, no obstante, se evidencia que la probabilidad de experimentar depresión no es mayor como se cree.
La experta en psicología y comportamientos señala que ni el aumento ni la disminución de las respuestas al estrés están directamente relacionados con el riesgo o la resiliencia contra la depresión, que es una de las enfermedades que más afecta la calidad de vida. Lea también: Cirugía plástica y lactancia materna: mitos y recomendaciones de expertos
“Pero el estrés está estrechamente relacionado con el estado de ánimo y el estrés crónico aumenta sustancialmente el riesgo de depresión. Al modificar las respuestas al estrés, los anticonceptivos hormonales cambian el riesgo de depresión después del estrés, lo que genera protección contra la depresión para muchas personas y mayor riesgo para una minoría de personas”, dice la experta.
Es difícil para los investigadores identificar quién experimentará mayores efectos serios en la salud. No obstante, los factores genéticos y la exposición previa al estrés aumentan el riesgo de depresión y factores similares a los cambios de humor relacionados. Lea también: Autocuidado: Diez consejos para tener mejor calidad de vida y salud
“En la actualidad, los anticonceptivos hormonales suelen recetarse mediante prueba y error: si un tipo causa efectos secundarios en una paciente, otro con una dosis, método de administración o formulación diferente podría ser mejor. Pero el proceso de “probar y ver” es ineficiente y frustrante, y muchas personas se dan por vencidas en lugar de cambiar a una opción diferente”, concluye Natalie C. Tronson, profesora de la Universidad de Michigan en conversación con el medio internacional, BBC.