El acceso a vacunas, agua potable, higiene y métodos de control de infecciones puede prevenir más de 750.000 muertes asociadas cada año a la Resistencia Antimicrobial (RAM), según expone un estudio publicado este jueves en The Lancet.

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El UniversalLa investigación, liderada por la Universidad de Ibadan (Nigeria) y la Universidad de California (EE.UU.), advierte de que la falta de políticas sanitarias en este área podría provocar un aumento constante de el número de muertes vinculado a la RAM, cuya cifra anual es de 4,95 millones, sobre todo de países de ingresos bajos y medios. Lea aquí: La esperanza media de vida bajó en 1,8 años luego de la pandemia de covid-19
Los autores recuerdan que la resistencia antimicrobial tiene más impacto en niños, ancianos y en personas con enfermedades crónicas o que requieren procedimientos quirúrgicos.
Las autoridades, subrayan, deben mejorar y extender los métodos existentes para prevenir infecciones promoviendo, por ejemplo, la higiene de manos, la limpieza y esterilización periódicas de los equipos en los centros de salud, la disponibilidad de agua potable, los sistemas de saneamiento y el uso de vacunas pediátricas. Lea aquí: Diagnóstico temprano y terapia personalizada puede aumentar cura de leucemia hasta un 90 %
Estiman que las infecciones bacterianas provocan cada año 7,7 millones de muertes en todo el mundo - una de cada ocho-, lo que las convierte en la segunda causa de fallecimiento a nivel global.
De ese total, casi 5 millones de fallecimientos están relacionados con bacterias que han desarrollado resistencia a los antibióticos.
En consecuencia, el estudio reclama esfuerzos para extender el acceso a los antibióticos existentes y tratamientos innovadores, así como a elevar la inversión para desarrollar nuevos antibióticos, vacunas y medios de diagnóstico diseñados para ser asequibles y accesibles en todo el mundo. Lea aquí: Ocho recomendaciones clave para una maternidad segura y feliz
“Si no se proporcionan estos antibióticos, corremos el riesgo de incumplir los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU en materia de supervivencia infantil y envejecimiento saludable. Los antibióticos eficaces prolongan la vida, reducen las discapacidades, limitan los costos de atención médica y permiten otras acciones médicas que salvan vidas, como la cirugía”, explica en un comunicado Iruka Okeke, de la Universidad de Ibadan y coautor del trabajo.
No obstante, la resistencia antimicrobial está aumentando, precisa el experto, quien lo atribuye, entre otros factores, al “uso inapropiado” de antibióticos durante la pandemia de la Covid-19. Lea aquí: Epilepsia: una enfermedad cerebral que afecta la calidad de vida
Los antibióticos eficaces prolongan la vida, reducen las discapacidades, limitan los costos de atención médica y permiten otras acciones médicas que salvan vidas, como la cirugía”.
Iruka Okeke, de la Universidad de Ibadan y coautor del trabajo.
Mientras la comunidad científica trabaja en el desarrollo de nuevos antibióticos y vacunas, el foco de la acción global en la lucha contra la RAM debe centrarse en intervenciones con eficacia demostrada en la prevención de infecciones.
“La prevención de infecciones reduce el uso de antibióticos y reduce la presión de selección de la RAM para que los medicamentos funcionen cuando más se necesitan”, sostiene Joseph Lewnard, coautor de la investigación, de la Universidad de California. Lea aquí: OMS pide a los gobiernos proteger a los jóvenes del tabaco y los cigarrillos electrónicos
El acceso a vacunas, agua potable, higiene y métodos de control de infecciones puede prevenir más de 750.000 muertes asociadas cada año.
La limpieza y esterilización periódica de las instalaciones y material sanitario, así como una mejor higiene de manos, puede, por ejemplo, salvar hasta 337.000 vidas al año, mientras que el acceso a agua potable y sistemas de saneamiento eficaces en comunidades podría prevenir unas 247.800 muertes. Lea aquí: EE.UU. registra por primera vez más consumidores diarios de cannabis que de alcohol
Los autores también proponen extender las campañas de vacunación pediátrica, en concreto de preparados neumocócicos que ayudan a proteger contra la neumonía y la meningitis, así como introducir otros nuevos, como las vacunas contra el virus respiratorio sincitial (VRS) para embarazadas, lo que podría salvar 181.500 vidas al año.