“Les quiero contar brevemente mi historia, porque a través de ella también se puede reflejar la de muchas personas de Latinoamérica y de otros países en similares condiciones. Mi vida evolucionó con las posibilidades y recursos disponibles en su momento, y gracias a mis padres, quienes con nulo conocimiento sobre diversidad o autismo, se negaron rotundamente a aislarme y a aceptar que su hija creciera de manera diferencial respecto al resto de sus hijos y de su comunidad, en especial mi padre, quien con estrategias de constructor empírico forjó en mí a una mujer con habilidades comunicativas y sociales mínimas para defenderse en la vida”.
Estas palabras, destacadas hoy 2 de abril, Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, hacen parte de la intervención que Luz Marina Méndez García, persona dentro del espectro autista, hizo en la sesión inaugural año 2024 del Comité Sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD) de la ONU, en Ginebra (Suiza). Lea: Autismo: ante qué señales se debe sospechar y qué hacer
Ella, que vive en Bogotá, es cofundadora de la Liga Colombiana de Autismo (Lica), activista por los derechos de las personas con autismo y gran apasionada por combatir cualquier forma de discriminación en este planeta. Además, es profesional y empleada de la multinacional alemana SAP -uno de los principales productores mundiales de software-.
En su intervención, destacó: “Siempre me sentí capaz y lista para estudiar y posterior a ello para trabajar, sólo que no podía expresarlo ni demostrarlo, necesitaba ajustes, me enfrentaba día a día a una discapacidad poco visible, para unas cosas parecía no ser persona con discapacidad y para otras, mi forma de actuar estaba muy lejos de lo que socialmente es aceptado y abierto al éxito, me jugaban en contra las estereotipias, ansiedad y forma particular de hablar y actuar en ciertos escenarios”.
Instó a crear en Colombia un plan de acción para la desinstitucionalización de las personas con discapacidad, alineado con las directrices aprobadas por este comité (ONU) en el 2022, de modo “que los programas, leyes y proyectos garanticen nuestra participación con autonomía e independencia”. Y asimismo, que puedan “contar con estadísticas, eliminar las barreras actitudinales a las que nos enfrentamos y tener en cuenta que gran parte de la población con autismo vive en una profunda desventaja social”. Lea: Le dijeron que por su autismo no avanzaría, ¡ahora es emprendedor!
¿Qué es el TEA?
Lica explica que el Trastorno del Espectro Autista (TEA) es un trastorno del neurodesarrollo que se hace presente en la infancia y acompaña a la persona durante curso de vida.
“Como su nombre lo indica, al ser espectro es variado y amplio, por lo que no se puede generalizar, ya que no vamos a encontrar dos personas iguales, y con las mismas características, cada uno desde su particularidad va a tener una forma de ser, comunicarse, pensar y actuar, donde el proceso de la información puede darse de una manera distinta”, dice la organización. Lea: El Asperger no es una enfermedad: abecé del trastorno más intelectual
Agrega que “en los TEA vamos a encontrar personas que pueden tener asociada una discapacidad intelectual y otras que no. De igual forma, un amplio grupo de personas con la condición puede presentar un perfil sensorial especifico, el cual repercute en una manera propia de procesar los diferentes estímulos del entorno”.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 1 de cada 160 niños tiene autismo. En Colombia no hay estadísticas. Lica resalta que la condición del TEA no puede limitarse a una visión clínica de trastorno o una forma anómala del desarrollo, sino, por el contrario, como una expresión de la diversidad humana, en la cual la persona transita una ruta diferente en el proceso de construcción socio cultural.
Lica precisa que frente a signos de alarma para la sospecha de alteraciones del desarrollo, es necesario que la familia acuda a cita de crecimiento y desarrollo.
Su recomendación es seguir la ruta establecida en el protocolo clínico para diagnóstico, tratamiento y ruta de atención integral de niños y niñas con trastorno del espectro autista.
La detección temprana y la aplicación de pruebas específicas para diagnóstico de TEA, así como la intervención temprana y oportuna, la estimulación integral e intensiva por parte de profesionales y los espacios de participación son claves para el éxito de los distintos procesos.