En un inesperado giro de los acontecimientos, Sherri Moody, una maestra de 51 años de edad procedente de Texas (Estados Unidos), se vio envuelta en una batalla que transformó por completo su vida, todo a raíz de lo que inicialmente parecía ser un simple resfriado.
Durante un viaje escolar en abril, Sherri comenzó a experimentar una irritación en la garganta, un síntoma que en un principio atribuyó a un resfriado común. Sin embargo, lo que parecía ser una infección menor rápidamente evolucionó hacia una lucha contra una enfermedad mucho más seria.
En cuestión de días, Sherri se encontraba agotada, con episodios de vómitos, fiebre alta y dificultad para respirar, lo que la llevó a buscar atención médica de emergencia.
La situación se complicó aún más cuando los órganos de Sherri comenzaron a fallar debido a una reacción excesiva de su sistema inmunológico, el cual atacaba tanto a las células infectadas como a las sanas. Este proceso obstaculizó el flujo sanguíneo hacia sus extremidades, lo que desencadenó un diagnóstico de sepsis, una respuesta corporal extrema a la infección que, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), resulta fatal para uno de cada tres pacientes hospitalizados en los Estados Unidos. Lea: Día mundial de la sepsis, ¿se puede prevenir la infección generalizada?
La gravedad de su condición obligó a los médicos a inducirla a un coma, durante el cual sus extremidades comenzaron a necrosarse hasta volverse negras y momificadas, tal como describió su esposo David, quien fue testigo del doloroso deterioro de su esposa.
El camino hacia la recuperación
La batalla de Sherri dio un nuevo giro en junio de 2023, cuando se vio forzada a someterse a la amputación de sus piernas por debajo de las rodillas, seguida de la amputación de sus brazos por debajo de los codos, un mes después.
A pesar de estas adversidades, Sherri optó por adoptar una perspectiva de vida positiva. Apoyada incondicionalmente por su esposo, se embarcó en el proceso de aprender a manejarse en una silla de ruedas y a prepararse para adaptarse a prótesis, pasando cuatro meses en el hospital y otro mes en un centro de rehabilitación. Le puede interesar: Sepsis, una enfermedad mortal

Sherri comparte abiertamente su mentalidad resiliente, declarando: “Soy muy fuerte mentalmente. Simplemente elijo ser feliz. Eso no significa que no tenga un ataque de nervios de vez en cuando y simplemente llore un poco. No permito que esto perdure mucho tiempo”.
El siguiente paso en su proceso de recuperación implica enfrentarse a una cirugía para abordar problemas de gangrena en las rótulas. En caso de que la cirugía no resulte exitosa, los médicos contemplarán la amputación por encima de las rodillas, lo que representaría otro desafío en su camino hacia la recuperación.
La sepsis, una complicación crítica que puso en riesgo la vida de Sherri, puede surgir de diversas infecciones, ya sea en los pulmones, el tracto urinario, la piel o el tracto gastrointestinal. A menudo, sus síntomas son similares a los de la gripe, lo que dificulta su detección temprana. Aunque no existe una prueba única para identificarla, los médicos confían en los signos de infección y los análisis de sangre para diagnosticarla.
La progresión de la sepsis puede llevar a un shock séptico, una caída crítica de la presión arterial que, si no se trata, puede ser fatal. Tanto la Clínica Mayo como los CDC enfatizan la importancia de buscar atención médica de inmediato ante los primeros signos de sepsis, como la incapacidad para levantarse, fatiga extrema o cambios significativos en el estado mental.
Cada año, esta condición afecta a 1.7 millones de estadounidenses y es responsable de la muerte de 350.000 personas, resaltando la urgencia de aumentar la conciencia y brindar un tratamiento temprano.