Mientras se cruza una avenida, mientras se toma un baño en piscina o mientras se conduce, en cualquier momento puede manifestarse la epilepsia. Esta enfermedad es una afección cerebral caracterizada por la recurrencia de convulsiones, como manifestación de descargas anormales en la corteza cerebral, por lo que las crisis son inesperadas, limitan las actividades y la independencia de las personas que las sufren, y a su vez suelen conllevar a prejuicios y estigmas.
En el afán constante de luchar para evitar la discriminación, hoy 12 de febrero se celebra el Día Internacional de la Epilepsia. Esta iniciativa, impulsada por el Buró Internacional para la Epilepsia y la Liga Internacional contra la Epilepsia desde el año 2015, busca conmemorar la humanidad de millones de personas en el mundo que padecen esta condición y crear conciencia en contra de la estigmatización social y laboral que suelen sufrir los afectados. Lea: Epilepsia: cinco datos para comprender mejor esta condición
El Dr. Miguel Ángel Grijalba Romero, neurocirujano pediátrico subespecialista en cirugía de epilepsia, asegura que “conscientes del hecho de que un alto porcentaje del público en general puede saber poco o nada sobre la epilepsia, el mensaje es claro y contundente: la educación con respecto a este grave problema de salud pública y la inclusión son la base de la solución”.
Explica que las convulsiones “son producto de una descarga sincrónica, brusca y excesiva de un grupo de neuronas reclutadas que se traduce clínicamente en movimientos anormales, pérdida o aumento del tono muscular o ausencias. Puede ocurrir a cualquier edad, incluso desde el nacimiento, con un pico de frecuencia en la infancia”.
Factores de riesgo
El Dr. Grijalba Romero precisa que “dentro de los factores que pueden favorecer las crisis encontramos las causas genéticas, las malformaciones del desarrollo cortical, la hipoglucemia, la fiebre, las infecciones, los sangrados, los tumores, entre otras”.
Diagnóstico y tratamiento oportunos
Un diagnóstico claro y un tratamiento oportuno pueden cambiar rotundamente la calidad de vida del paciente con epilepsia. “De allí que es importante contar con la infraestructura técnica y el recurso humano altamente capacitado para seleccionar la mejor terapéutica, que puede incluir el uso medicación o incluso en casos de epilepsia refractaria cirugía”, señala el neurocirujano pediátrico subespecialista en cirugía de epilepsia, quien agrega que las alternativas “van desde la implantación de dispositivos electrónicos que abortan las crisis hasta la resección de partes anómalas del cerebro que provocan las convulsiones”. Lea: Epilepsia: ¿es posible curar las convulsiones con cirugía?
Un largo camino por recorrer
En el mundo, más de 65 millones de personas padecen epilepsia, lo que la convierte en uno de los trastornos neurológicos más comunes. En Colombia, entre 2021 y 2022, más de 260.000 personas fueron tratadas por epilepsia, y el 70% de ellas recibió atención por epilepsia no especificada.
El Dr. Grijalba Romero destaca que para mitigar la estigmatización que sufren los afectados, “la contribución del cuerpo médico es importante, ayudando a la compresión de la enfermedad y a su tratamiento; sin embargo, el aporte de la sociedad es fundamental para hacer de las personas con epilepsia individuos autónomos y funcionales”.
Asimismo, “es importante reconocer la necesidad de dirigirse a audiencias diversas, lo cual incluye a la infancia, con la finalidad de educar a los escolares con datos sencillos acerca de la epilepsia y los primeros auxilios que se deben brindar ante una crisis convulsiva”.
A su consideración, “aún queda un largo camino por recorrer para la concientización global acerca de la enfermedad y para mejorar la oportunidad de acceso a servicios de salud especializados en este tipo de trastornos neurológicos”.

Las características de las convulsiones varían y dependen de en qué parte del cerebro comienza la alteración y cómo se propaga. Pérdida del conocimiento o la conciencia, y alteraciones del movimiento, de los sentidos (en particular visión, audición y gusto), estado de ánimo u otras funciones cognitivas son síntomas temporales.
El Dr. Grijalba Romero precisa que, ante una crisis convulsiva, lo primero que se debe hacer es asegurar al paciente. “Si una crisis ocurre en una piscina es fundamental sacarlo del agua para proceder con la colocación de la cabeza a 30 grados (semisentarlo), no intentar introducir cuerpos extraños en la boca, recostar al paciente sobre una superficie segura”.
Agrega si hay vómitos, lo correcto es “tratar de girar la cabeza a medio lado para favorecer la salida de secreciones y evitar la obstrucción de la vía aérea, colocar un aporte de oxígeno y activar el sistema de emergencias médicas para que el paciente reciba la atención inmediata”.