Por miedo a secuelas permanentes, como imaginar que podrían quedar ciegas, con parálisis de algunas partes del cuerpo o con limitaciones para caminar, muchas personas se rehusan a ser operadas del cerebro. Lea: Válvula de Hakim: ¿por qué el padre de Shakira se operará en Cartagena?
Estos mitos alrededor de la cirugía neurológica son un verdadero desafío para el cirujano, quien -además de remover lesiones tumorales del sistema nervioso central tratando de preservar funciones cerebrales- trata de convencer al paciente y su familia de que “la cirugía, lejos de ser una catástrofe, es la mejor opción disponible dentro del arsenal de opciones terapéuticas; y que si bien siempre existen riesgos como en cualquier otro procedimiento, estos dependen de múltiples factores inherentes, más que al acto quirúrgico en sí, al tamaño de la lesión, la ubicación de la misma y su relación con estructuras vasculares o nerviosas importantes”, precisó el neurocirujano pediátrico Miguel Ángel Grijalba Romero, especialista en cirugía de epilepsia que se desempeña actualmente en Fleni (Buenos Aires, Argentina). Lea: ¡Insólito! Le extraen una lombriz viva de 8 centímetros del cerebro
Consultado por El Universal, el neurocirujano cartagenero aclaró algunos de los mitos más comunes identificados en su campo, “para de alguna manera desestigmatizar la cirugía neurológica, al igual que al cerebro y sus funciones”.
1. Todas las cirugías cerebrales generan secuelas.
Falso. Se pueden realizar cirugías cerebrales sin transgredir áreas elocuentes, vasos sanguíneos importantes o tractos de sustancia blanca, lo que implica que el paciente pueda continuar una vida plena, sin limitaciones funcionales. Sin embargo, es fundamental aclarar que pueden aparecer secuelas después de una cirugía cuando es necesario transitar por tejido sano funcional para llegar a la lesión o cuando la lesión se encuentra justo sobre o cercana a áreas elocuentes.
No obstante, no todas las secuelas que aparecen después de la cirugía son permanentes y muchas mejoran con el tiempo y la rehabilitación, en especial aquellas que no involucran directamente áreas críticas del cerebro.
2. La hidrocefalia es congénita y genera restricciones en la vida cotidiana.
No siempre la hidrocefalia es congénita. Hay algunos factores que pueden generarla después del nacimiento o incluso después de meses o años de vida, tales como las malformaciones cerebrales (como la estenosis acueductal), los sangrados, las infecciones, los traumatismos o los mismos tumores cerebrales. Tener hidrocefalia no implica que no se pueda tener una vida normal. Si el diagnóstico se hace a tiempo y se trata de forma temprana y oportuna, el desarrollo neurológico puede seguir su curso normal en el caso de los niños. En el caso de los adultos, es posible continuar una vida sin restricciones. Lo verdaderamente importante es la causa de la hidrocefalia, ya que esto sí influye significativamente en el pronóstico del paciente en términos de calidad de vida. Lea: La hidrocefalia tiene a una joven de 29 años luchando por vivir
3. Los tumores pueden aparecer por el uso del celular o por traumatismos.
Existen alteraciones cromosómicas, genéticas y proteicas bien conocidas asociadas con las diferentes variedades de tumores cerebrales, y además factores ambientales, hereditarios e infecciosos/virales que pueden promover el desarrollo de una lesión cerebral o su progresión a malignidad, pero al día de hoy no está clara la asociación entre tumores cerebrales y exposición a campos electromagnéticos, tales como los de los teléfonos móviles y las líneas de alta energía.
Los resultados de los estudios realizados hasta la fecha no son concluyentes, sin embargo la OMS ha sugerido reducir el uso de teléfonos celulares y promueve el uso de auriculares manos libres. Por otra parte, los traumatismos craneoencefálicos severos sí han sido asociados a la aparición posterior de lesiones tumorales, tales como meningiomas y glioblastomas, secundaria a la ruptura de la barrera hematoencefálica que protege al encéfalo, dejando al cerebro expuesto a diversos agentes celulares nocivos, lo que podría contribuir a la génesis tumoral.
4. El cerebro no se regenera.
Contrario a lo que se piensa, el cerebro sí tiene la capacidad de regenerarse. Existe un proceso de recambio celular mediado por células madre neurales o precursores neurales, que se produce en el hipocampo y en la zona subventricular, desde donde proliferan células que después migran a diferentes sitios del cerebro para diferenciarse. Este proceso ocurre en los mamíferos y es hasta el día de hoy objeto de múltiples estudios para la terapéutica futura de enfermedades neurodegenerativas como Alzheimer, Parkinson, entre otras. Lea: Hormonas durante la menstruación modifican todo el cerebro
Además, el cerebro tiene la capacidad de cambiar para adaptarse a nuevas circunstancias, lo que le permite el desarrollo y la recuperación, no solo durante la infancia y la adolescencia, sino también en la edad adulta, lo cual podría favorecer la recuperación clínica parcial o completa después de una lesión cerebral, fenómeno conocido como neuroplasticidad.