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Salud

Bebidas azucaradas: los riesgos por los que debes reducir su consumo

Se han convertido en las preferidas de muchas personas, pero su impacto en la salud y la silueta es preocupante.

Bebidas azucaradas: los riesgos por los que debes reducir su consumo

Las bebidas azucaradas se endulzan con sacarosa o fructosa. //Foto: 123RF

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Las bebidas azucaradas (gaseosas, refrescos, bebidas energéticas, jugos procesados y algunas aguas saborizadas) son asociadas -por múltiples estudios- a un mayor riego de ganancia de peso y por tanto de adquirir sobrepeso e incluso obesidad. Lea: Esto deberá pagar a partir de noviembre por comer mecatos y bebidas azucaradas

Uno de ellos, considerado el más importante, es el estudio Framingham, que ha permitido determinar que el consumo de más de un refresco azucarado diario incrementa ese riesgo en un 37%, si se compara con personas que no los consumen.

No obstante, estas bebidas se han convertido en las preferidas para muchas personas. En este artículo te explicaremos por qué las bebidas azucaradas son responsables del aumento de peso y te proporcionaremos consejos para comenzar a cambiar tus hábitos y llevar una vida más saludable. Lea: El consumo de bebidas azucaradas aumentó al menos un 16 % desde 1990

¿Por qué aumentan de peso?

Las bebidas azucaradas son un caldo de cultivo para el aumento de peso por varias razones:

Alto contenido de azúcar: suelen contener cantidades excesivas de azúcar añadido. El azúcar es una fuente concentrada de calorías que puede aumentar rápidamente la ingesta calórica diaria sin proporcionar ningún valor nutricional.

Calorías vacías: además del azúcar, las bebidas azucaradas carecen de nutrientes esenciales, como vitaminas, minerales y fibra. Esto significa que las calorías que consumes no te llenan ni satisfacen, lo que puede llevar a un aumento en la ingesta total de calorías. Lea: Así impacta el consumo de bebidas azucaradas en 4 países de Latinoamérica

Favorecen el aumento del apetito: los estudios han demostrado que las bebidas azucaradas pueden interferir con la señal de saciedad que el cerebro envía al cuerpo, lo que puede llevar a comer más de lo necesario.

37

por ciento más riesgo de desarrollar obesidad tienen las personas que consumen más de un refresco azucarado diario, según el estudio Framingham.

Promueven la ganancia de grasa abdominal: el exceso de azúcar en la dieta puede contribuir a la acumulación de grasa visceral, que se encuentra alrededor de los órganos internos y se asocia con un mayor riesgo de enfermedades crónicas y aumento de peso.

Cambia tus hábitos

Para mantener un peso saludable y mejorar tu bienestar general, cambiar tus hábitos y reducir el consumo de bebidas azucaradas es esencial.

Aquí tienes algunos consejos para comenzar:

Bebe agua: el agua es la mejor opción para mantenerse hidratado sin agregar calorías adicionales. Si encuentras el agua aburrida, puedes darle sabor naturalmente con rodajas de limón, pepino o menta.

Elige alternativas más saludables: opta por bebidas como el té sin azúcar, el café negro o bebidas a base de hierbas sin azúcar agregado. Estas opciones pueden satisfacer tu sed sin aumentar tu ingesta calórica.

Lee las etiquetas: al comprar bebidas, verifica las etiquetas nutricionales para conocer la cantidad de azúcar agregado. Intenta evitar aquellas con un alto contenido de azúcar. Lea: Etiquetado de advertencia: ¿para qué sirve y qué productos lo requieren?

Reducción gradual: si eres un consumidor habitual de bebidas azucaradas, considera reducir gradualmente su consumo para evitar posibles síntomas de abstinencia.

Educación nutricional: aprende sobre nutrición y sobre el impacto de las bebidas azucaradas en tu salud. Cuanto más comprendas sus efectos negativos, más motivación tendrás para cambiar tus hábitos.

Más riesgos

La EPS Sanitas precisa que “diferentes estudios han identificado el consumo de bebidas azucaradas como un factor de riesgo importante de desarrollar tanto diabetes tipo 2 como el llamado síndrome metabólico (coincidencia de tres o más factores de riesgo cardiovascular), un hecho que en gran medida se debe al aumento del índice de masa corporal (IMC).

Así, se ha comprobado que por el consumo de cada 150 kilocalorías por persona y día, equivalente al contenido de una lata de refresco azucarado, se incrementa la tasa de diabetes en 1%”.

Advierte que “por lo general, las bebidas azucaradas se endulzan con sacarosa o fructosa, esta última procedente de frutas (jarabes), que inhiben la producción de leptina e insulina, hormonas relacionadas con la regulación de azúcar en sangre y la obesidad.

“Además, el alto consumo de fructosa es precursor de la resistencia a la insulina, lo que favorece el la acumulación de grasa en el hígado (hígado graso) y el desarrollo de diabetes tipo 2, así como el aumento de la presencia de ácido úrico en sangre (el consumo de más de dos bebidas de este tipo al día incrementa un 85% el riesgo de sufrir gota)”.

Por otra parte, el consumo de dos o más refrescos diarios duplica el riesgo de sufrir síndrome metabólico, aumentando la presencia de triglicéridos en sangre y reduciendo la producción de lipoproteínas de alta densidad (HDL o colesterol bueno), lo que favorece la hipercolesterolemia.

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